Hay un debate vivo y candente sobre si Bitcoin es un activo de refugio. Les diré que sí y les explicaré por qué.
Muchos entienden activo de refugio de la manera clásica, que sería algo como el oro, que resguarda tu poder de compra con el pasar del tiempo. El refugio es que el tiempo y energía que aplicaste para recibir ese dinero no se desvanezca (como sí ocurre con el dinero fiat).
Si bien entiendo el sentido tradicional del concepto, por una parte hay que tener claro que el oro demoró miles de años en ser catalogado un activo de refugio, y no fue algo que ocurrió en poco más de una década. Quizás los primeros usuarios de la piedra amarilla ni siquiera pensaban en que era un refugio, sino bonito y brillante y atractivo. Deberíamos tomar mayor perspectiva para analizar, siendo que quienes han guardado bitcoin por un tiempo mayor a tres/cuatro años, no solo han visto su valor resguardado, sino lo han visto multiplicado enormemente.
Dado que todos se fijan principalmente en el precio, el argumento de hoy es que Bitcoin sí es una red de refugio, debido a factores que van más allá de cuánto los especuladores dicen que vale.
Cuando tu acumulas bitcoin, probablemente sabes que nunca habrán más de 21 millones de unidades. Esto tiene varias repercusiones para efectos del refugio. Primero, tienes la certeza de que no se puede imprimir o crear más bitcoin, devaluándolo en el proceso—una diferencia radical con tus pesos u dólares, monedas que usan políticas monetarias discrecionales, al sazón de un grupo no-electo de personas, y cuya oferta tiende al infinito. Con la creación de Satoshi, la emisión es fija y conocida.
Segundo, ya que conocemos la oferta exacta de bitcoin (que en realidad es 20.999.999,9769), sabrás exactamente cuánto porcentaje posees del total de bitcoin que jamás existirán, comprando, por tanto, certeza. Y tercero, estás acumulando un activo escaso—quizás el más escaso, después del tiempo—una de las propiedades fundamentales del dinero.
Cuando tu compras bitcoin, estás adquiriendo una moneda que es inconfiscable por parte de terceros. Bitcoin utiliza técnicas de criptografía para asegurar que sin las llaves privadas correctas, nadie puede enviar esas unidades sin tu permiso. Ni el Estado ni una empresa puede quitarte el acceso—a menos que tenga esas llaves—aplicando un nivel de inconfiscabilidad jamás visto en la historia. Debería aclarar, eso sí, que bitcoin es solamente inconfiscable si tú guardas tus propias llaves privadas. Si tienes bitcoin en un exchange o una plataforma manejada por terceros, en realidad posees un recibo para tus bitcoin, pero no guardas el bitcoin real. De ahí que siempre proclamamos “no son tus llaves, no es tu bitcoin”. Y si bien la gestión de llaves privadas viene con un alto grado de responsabilidad, si tú y solamente tú tienes esas llaves, nadie te puede quitar tus bitcoin.
De la mano de la certeza de los 21 millones y la inconfiscabilidad, la tercera característica de refugio es la inmutabilidad. La cadena de bloques no se puede cambiar, y cada transacción confirmada por el total de la red de nodos, queda plasmada de por vida. El costo y tiempo necesario para realizar una modificación al registro contable, siendo que necesitarías hacerlo antes de la creación del próximo bloque (10 minutos), es demasiado alta, haciendo que el registro sea permanente y eterno.
Comprar bitcoin es refugiarte en un sistema monetario transparente, con reglas conocidas por todos los participantes, las que son auditables por quienes poseen la capacidad técnica para hacerlo. El código abierto se puede leer y sabes exactamente como funciona el juego, sin que nadie pueda cambiarlo a mitad de camino, despojándote de tus bitcoin.
Siempre podrás participar de la economía bitcoin, ya que solamente requieres un teléfono móvil (alrededor de seis mil millones de personas poseen uno) y acceso al internet. Esto te da la tranquilidad de que es un sistema inclusivo y abierto, al que siempre podrás refugiarte, especialmente en tiempos de dificultad política, económica, y social.
El hecho de que para cambiar bitcoin se requieren altos grados de consenso da enorme tranquilidad a sus usuarios. Esto permite que todos participen—de hecho se fomenta la discusión abierta y conocimiento técnico del sistema—y que cualquier modificación al código cuente con un acuerdo amplio de la base de usuarios (incluyendo desarrolladores y mineros). Una de las características fundacionales de la red es que es glaciar para cambios, promoviendo así su seguridad.
Bitcoin es la única criptomoneda que garantiza tus derechos de propiedad. Hoy existen grupos que corren versiones antiguas del software de bitcoin y aún así pueden acceder e interactuar con la red. Esta es quizás la diferencia más importante con las demás criptomonedas, pero también es un enorme salto con el sistema financiero tradicional, lo que más allá de la volatilidad de precio, te da la tranquilidad de que siempre podrás interactuar con la red, aunque no quieras actualizar tu software.
El internet de hoy está completamente quebrado, basándose en la recopilación, empaquetamiento y venta de toda nuestra información personal. Y la manera en que transamos económicamente no está exento de aquella ecuación. Cada vez que gastas dinero a través de una tarjeta de crédito u débito, se comparte el gasto con múltiples terceros, a través de varios puntos, para luego modificar tu comportamiento e ir generando efectos nocivos tanto para nuestra salud personal, pero también para el estado de la democracia mundial. Bitcoin permite—hasta cierto grado—la privacidad financiera, donde no necesitas entregar información personal para transar con él, ni cuando recibes o envías con otra persona.
Bitcoin no es más que información. Puedes memorizar tu frase de recuperación (que da acceso a tus llaves privadas), y portarlas a cualquier esquina del globo. Si eres un refugiado, debido a un conflicto militar, o un cancelado—debido al mismo conflicto—puedes llevarte tu dinero a otros lugares (o usarlo en tu país), permitiendo disfrutar el fruto de tu trabajo.
Escucho a menudo la crítica de que bitcoin no es un activo de refugio, debido a su alto grado de volatilidad. Pero cuando te pierdes por la madriguera, te vas dando cuenta de como los distintos ingredientes y jugadores de su red se combinan para entregarte estabilidad, consenso y seguridad.
Hay que mirar más allá de la especulación en dólares y pesos, para entender los fundamentales de un mejor dinero para la humanidad. Porque quizás a primera vista es contraintuitivo, pero bitcoin sí es un refugio.
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