Bitcoin para y por todos
Saludos desde Miami. Estos días estaré asistiendo a la “Bitcoin Week”, que se va a llevar a cabo en esta ciudad de Estados Unidos. Conferencias, anuncios, y conversaciones sobre dinero, economía, cultura, sociedad, y mucho más.
El año pasado, por ejemplo, se anunció que El Salvador iba a convertir a Bitcoin en moneda de curso legal.
Desde todos lados del mundo convergerán bitcoiners. Con más de 25.000 personas en lista para atender, habrá representantes de Bitcoin de todos los niveles sociopolíticos y culturales. Un cambalache de humanos repletos de ideas distintas y perspectivas extrañas de cómo organizar el mundo, pero siempre con un concepto claro: el dinero está quebrado y hay que cambiarlo.
Y para aquello, tenemos algunas líneas de código, y millones de fervientes bitcoiners. ¿Quién habría pensado que nueve páginas provocarían el mayor cambio societal de las últimas décadas?
Menos se lo habrían esperado siendo que no existe CEO, equipo de marketing, directorio, fundación, concejo ministerial, ni otros puestos de poder. Un protocolo de crecimiento orgánico, donde tu eliges voluntariamente entrar en su ecosistema. Creíamos que la democracia era la mejor forma de gobierno, pero luego llegó Bitcoin para demostrarnos que hay aún mejores maneras de organizarse.
La conferencia que ocurrirá esta semana traerá bajo un mismo techo a presidentes, inversionistas billonarios, escritores, desarrolladores, mineros, instituciones, activistas de derechos humanos, atletas de primer nivel, políticos norteamericanos, podcasters y más. Todos reunidos con la simple idea de que Bitcoin nos entregará más poder al individuo, y al colectivo a medida que más se vayan sumando.
Una de mis fascinaciones con bitcoin es que más allá de los seguidores en Twitter, el bolsillo de algunos, y la cantidad de empresas que otros manejan, dentro de la red, todos tenemos el mismo peso. Todos somos participantes iguales, aplicando las reglas del protocolo, haciendo al ecosistema cada vez más robusto. Para el protocolo no importa si eres Nayib Bukele o el carpintero que le construyó la mesa donde firma leyes; todos tienen el mismo peso.
Dinero sin influencia.
Las características que más se me vienen a la cabeza cuando pienso en bitcoin son descentralización, colaboración, resistencia a la censura e inclusión. Las cuatro están bajo ataque hoy en día, no solo en el sistema financiero tradicional—donde lo han estado desde siempre—sino en el arco político y cultural de nuestro 2022. La cancelación de ciertos países y sus ciudadanos, la incapacidad de nación estados por colaborar en tiempos de crisis, y la censura absoluta de perspectivas distintas a las convencionales se ha visto exacerbado en los primeros dos años de la década del caos.
Bitcoin introduce esas particularidades acompañadas de un dinero duro y digital. Nos ofrece la posibilidad de mirar el mundo con optimismo, y creer en uno en que podamos sentarnos con personas que piensan radicalmente a nosotros, y aún encontrar puntos en común—me ha ocurrido en los pocos días que llevo en Miami. Agregamos una manera de transar electrónicamente sin intermediarios y ya está.
Sin dudas que esta semana ocurrirán grandes anuncios, proyectaremos un futuro utópico, y escucharemos gritos de revolución sin cesar. Pero queda mucho trayecto aún. Diría que menos del 2% de la población mundial tiene Bitcoin, y de ese, un 2% siquiera lo entiende. Hay muchos que siguen usándolo para acumular más fiat y no como reemplazo de este.
Por lo mismo, escuchemos a la persona del lado, observemos estas conferencias, y recordemos por qué estamos acá. Para los lectores escépticos, que sigan cuestionando que el sistema tradicional que tanto los beneficia es a costa de otros. Para los que han mojado un poco los pies en el mundo Bitcoin, que sigan estudiando qué se está logrando a través de esta red. Y para aquellos que estamos trabajando activamente por la adopción masiva, para tener paciencia con quienes recién entran, ya que una vez fuimos todos principiantes.
El avance inexorable de Bitcoin continua. En retrospectiva, habrá sido inevitable. LFG.