¿Cuánto importa el precio?
“Si solo te interesa bitcoin cuando sube, entonces en realidad lo que te interesa es el fiat”.
Reconozco que cuando primero entré al indómito mundo de las criptomonedas, me desviví por el precio. Pasaba noches enteras mirando gráficos y tendencias, devoraba canales de YouTube de los traders más reconocidos, y juraba que iba a poder ganarle al mercado. Todos piensan, en un comienzo, que van a ser del 5 por ciento de especuladores que son rentables.
Si bien algunos logran ser de ese cinco por ciento, la mayoría es la mayoría, y haber pasado por ese umbral especulador es una parte fundamental del ciclo vital de cualquier bitcoiner. Un porcentaje importante de personas llegan a este mercado porque vieron el precio volar hacia la luna y quieren un pedazo de la diversión. Compraron bitcoin, jurando que podrían mandar a la mierda a su jefe a primera hora del lunes pero pronto tuvieron que salir a buscar un segundo trabajo.
Rápidamente—o quizás lentamente en algunos casos—te vas a dar cuenta de que no te harás rico de la noche a la mañana. Existen fuerzas del mercado que están por sobre tu control, y que por más veces mires el precio en un día y tires un millón de líneas en los gráficos, la estrategia ganadora es otra: comprar, guardar y esperar. Porque la misión de bitcoin es más bien la responsabilidad financiera, ya que de ella proviene la tan anhelada libertad.
El invento de Satoshi parece ser sencillo. Te descargas una aplicación en tu teléfono móvil y ya puedes empezar a enviar, recibir y guardar bitcoin. Lo que muchos no te dicen, es que al descargarte esa aplicación, se te descargan las llaves privadas con las que accedes a tus preciados satoshis, y para que estos sigan ahí el día de mañana, se requiere un alto grado de disciplina y responsabilidad.
El hecho de guardar tus propias llaves privadas es una de las grandes innovaciones de esta red. Permite, justamente, reducir la confianza en el tercero—el banco, que muchas veces aplasta esa confianza—y aumentarla en ti mismo. Pero para poder disfrutar de ese poder, hay ciertas acciones que debes tomar, y la primera es desentenderte del precio y comenzar a tomar responsabilidad por tu dinero.
Si bien el precio es una métrica importante, no debería ser la primera y última preocupación en tu acercamiento a la criptomoneda. La distinción que vale la pena hacer es entre precio y valor. Muchas veces estos se desacoplan, y terminamos perdiéndonos el bosque por los árboles.
Hoy, con el protocolo más fuerte que nunca—la tasa de dificultad para minar está en máximos históricos, el número de usuarios está en máximos históricos, la cantidad de empresas que están adoptando bitcoin en alguna capacidad está en máximos históricos, la cantidad de transacciones que ocurren en Lightning Network está en máximos históricos—lo mejor que podemos hacer es desentendernos del precio en moneda fiat, y tomar responsabilidad por lo nuestro.
Importante que sepan: no estoy argumentando por ignorar completamente el precio de Bitcoin. Sin dudas es importante, y a medida que vaya creciendo con los años, será una carnada clave para atraer a nuevos usuarios. Vine por la riqueza y me quedé por la revolución son las palabras que repiten nuchos bitcoiners. Mi foco, sin embargo, es en el protocolo mismo y en que la habilitación de un sistema neutral de dinero, que no solo crece en poder de compra (y no puede ser devaluado por grupos de poder), sino que permite el libre flujo de dinero por cualquier persona o institución en el planeta puede traer cambios sistémicos del impacto más profundo.
De esta manera, el precio es también fundamental, pero no debiese nublarnos de la invención de Satoshi, que nos permite usar software de valor para verificar independientemente todo lo que ocurre en el protocolo sin tener que confiar en otra autoridad. Nos convierte a todos y cada uno de nosotros en la autoridad. Es la des jerarquización del dinero, al mismo tiempo de crear millones de soberanos.
Existe un segmento importante de Bitcoiners que hablan de la tecnología NgU (Number Go Up, o Número Que Aumenta) para describir el protocolo. Su fuerza, según ellos, radica en que el precio siempre sube, lo que atrae nuevos usuarios, que luego atrae nuevos usuarios que vieron a los primeros aumentar su capital y así se repite el ciclo.
Por otro lado, vivimos quienes pensamos en RgU (Responsability Go Up, o Responsabilidad Que Aumenta) para describir la fuerza del protocolo. Nos fijamos en el precio, sin dudas, pero no es nuestra métrica fundamental. Es la responsabilidad que hemos tomado en otros sectores de nuestra vida—debido a la responsabilidad que te exige Bitcoin para ser libre—la que nos llama la atención y mantiene día y noche trabajando para avanzar la tesis de Satoshi.
Todo este juego se trata de cambiar la estructura de poder a través del cambio en el individuo. Bitcoin ha llegado para prender la mecha del cambio en sus individuos, de una manera que el dinero jamás había logrado. Quizás es alimentado por las enormes desigualdades y los problemas que vemos surgir alrededor del mundo.
Pero al momento de observar y analizar el protocolo, en lugar de que la denominación de cada satoshi en fiat sea tu base, pregúntate: ¿cuánto importa realmente el precio?
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