El maximalismo de Bitcoin
El mundo de las criptomonedas está plagado de distintas facciones, cada una defendiendo ciertos ideales y principios. Yo vengo hoy para escribirles sobre una en particular, que es a la cual pertenezco: el maximalismo de Bitcoin.
Este artículo intentará desglosar cuales son algunas de las narrativas que rondan en ambos bandos, y cuál debiese ser el lente con que nos acercamos a este mundo. Creo que estos son temas que hay que conversar.
Existen varias preguntas que valen la pena hacerse antes de comenzar y que idealmente se irán respondiendo: ¿es distinto Bitcoin y criptomonedas? ¿Por qué hay que hacer la aclaración? ¿Cuáles son las métricas con que mirar los distintos proyectos?
Quiero comenzar explicando lo que es, para mí, el maximalismo de Bitcoin: pienso que Bitcoin es el mejor dinero que jamás haya sido creado y nunca podrá ser replicado. Sus características de dinero duro, que además asegura los derechos financieros de cada uno de sus usuarios lo hacen satisfacer de manera más completa los atributos de una buena red monetaria. Logra la completa separación del Estado del dinero y aplica una de las mejores características que necesita el Siglo XXI para la transferencia y reserva de valor: la resistencia a la censura.
Por otro lado, tenemos a los cripto-amistosos (aunque conozco a algunos que se denominan agnósticos). Estos piensan—y permítanme hablar por ustedes—que Bitcoin es rígido, poco innovador y su tecnología ha quedado en el pasado. Exponen que hay otros protocolos que pueden cumplir ciertos roles mejor que Bitcoin, y para eso utilizan distintas características en su funcionamiento base. Estas, seguro las han escuchado, son las altcoins (o monedas alternativas, que es el nombre utilizado para cualquier criptomoneda que no es Bitcoin).
Vale la pena destacar por qué es importante escribir este artículo. Y eso es porque casi todas—por no decir todas—las altcoins dicen que vienen a mejorar Bitcoin en algún aspecto. Desde su velocidad para transacciones, costo de realizar transacciones, menor consumo energético, y la lista continua.
El siguiente paso importante es definir ciertas métricas con que analizar un proyecto de criptomonedas. Respondamos a la pregunta: ¿cuál es la diferencia entre Bitcoin y criptomonedas?
Descentralización
Esta se ha convertido en una palabra prostituida, así que intentaré reducirla a lo que yo entiendo. Por un lado, esto quiere decir cuánto cuesta—en términos monetarios y tecnológicos—armar un nodo. Nodos, para quienes no saben, son quienes verifican las transacciones que procesan los mineros. Son una de las principales piezas de un sistema distribuido de transacciones.
Bitcoin tiene la mayor cantidad de nodos (usuarios verificando transacciones) y además es la red que requiere la menor inversión de capital para armar uno (alrededor de $100 USD, o incluso menos si uno usa una computadora casera antigua). Más descentralización implica más resiliencia y mayor seguridad.
Mirando otras redes, comenzando por su mayor competidor, Ethereum, vemos que la cantidad de nodos disminuye drásticamente al mismo tiempo que su costo aumenta drásticamente.
Por otro lado, la descentralización va de la mano de cuán resistente a la censura es cierto protocolo, y su capacidad de operar fuera del control del Estado y/o ciertos grupos políticos. Como veremos más abajo, Bitcoin es el único que ha logrado esta característica.
Creación
Esto guarda relación con la manera en que fue creada la red. ¿Hubo venta privada de tokens antes de hacer público el proyecto? ¿Existió pre-minado? Pre-minado quiere decir que se crearon monedas y se distribuyeron a ciertas personas dentro del proyecto.
Se dice que Bitcoin tuvo una inmaculada concepción, ya que cuando Satoshi publicó el software el 3 de Enero de 2009, invitó a cualquiera a participar de él. No hubo pre-minado, sino que desde el primer día cualquier persona podía descargar el programa y comenzar a minar y acumular transacciones. Lo de Bitcoin jamás podrá ser replicado, naciendo orgánicamente y más importante quizás, obteniendo valor orgánicamente, cuando los primeros participantes de la red decidieron valorizarlo.
No existe altcoin que no haya tenido venta privada o pre-minado, lo que contribuye a la desigualdad en su distribución, y por tanto fue menos justa en su creación que Bitcoin.
Economía
La política monetaria de Bitcoin es inmutable, y 100% predecible. Sabremos exactamente cuántos bitcoin se crearán hasta el 2140, cuando sea emitido el último Satoshi, hasta el último minuto y por cada bloque. La red tendrá como máximo 21 millones de unidades y esto nunca se podrá cambiar.
Por otro lado, las demás criptomonedas han visto cambios o pueden ver cambios a sus políticas monetarias, al estar sujetas a grupos con alto poder de decisión dentro del protocolo.
Derechos y libertades de usuarios
Haré una pausa en este punto porque creo que si bien la suma es más que cada parte individual, este es el atributo que menos se discute pero es a la vez el más importante.
Bitcoin le asegura los derechos de cada usuario individual sobre su dinero. Con el pasar de los años, la red ha ido actualizándose y aunque cada una de estas mejoras debe contar con un consenso importante de la comunidad, si quieres disentir, lo puedes hacer. Hoy, uno puede correr un software antiguo de Bitcoin y aún puedes acceder a tus sats. La red permite el derecho a la disidencia contra la mayoría.
Individuos tienen el derecho de rechazar características no deseadas y aún así mantienen sus derechos fundamentales a su dinero. Incluso hoy, hay grupos minoritarios dentro de Bitcoin que usan software antiguo, completamente en unísono con el mecanismo de consenso.
Y es en este punto donde recae la diferencia más fundamental.
Todas las criptomonedas no llamadas Bitcoin tienen una cierta actitud hacia el derecho de cada usuario para acceder y usar su dinero. Quizás nunca usen esa discreción y todo funcione sin problemas, pero el hecho es que existen ciertas personas o grupo que pueden alterar el protocolo para beneficio personal o detrimento de otro.
Caso en punto: el DAO hack de Ethereum. Sin entrar en muchos detalles, en 2016 un contrato inteligente en la red de Ethereum se vio hackeado y drenado de millones de la moneda nativa de esa red, ETH. Lo que vale la pena constatar, es que muchos de los perjudicados fueron personas con alto nivel dentro del ecosistema, creadores, primeros inversionistas, y grupos importantes. ¿Qué hicieron? Cambiaron el protocolo, y les devolvieron las monedas a sus propietarios originales.
Esta fue una reducción feroz de esa situación, pero el punto es otro:
Se puede prescindir de derechos de usuarios sobre su propio dinero. Yo no estoy haciendo un juicio sobre si ese hecho se debió haber realizado o no. Mi punto es que eso puede ocurrir, y si hoy fue para devolver el dinero a los fundadores y personas de alto capital dentro del ecosistema, ¿quién dice que mañana no puede ocurrir lo mismo?
Y si tu cadena de bloques permite que grupos políticos revoquen los derechos de ciertos usuarios, no has alcanzado la descentralización. Y caes en el mismo problema que hoy enfrentamos en el mundo fiat, que son las implicancias políticas acompañando un sistema económico.
Como escribí antes, el todo es más que la suma de sus partes, pero lo que me hace ser maximalista es que en Bitcoin—y la tecnología lo avala—mi dinero y mis derechos sobre mi dinero están más seguros que en otros protocolos.
Los cripto-amistosos quizás me interpelen de que sus nuevos sistemas siguen siendo una innovación al sistema actual, ya que minimizan confianza y permiten a usuarios entrar y salir sin permisos. Sí, puede ser, pero igual adquieren una cierta actitud de mayoría dentro del ecosistema, y que si no compartes esa decisión, tus derechos se verán reducidos o derechamente revocados.
Pienso que el resto de la “cripto-industria” ha llegado para quedarse, y por lo mismo hay que revisarla con un lente crítico y entender tanto sus características como lo que dicen promulgar.
Este artículo no pretende decirte qué hacer, ni dónde participar. Nace de entender las diferencias fundamentales entre los distintos protocolos de una industria que se tomará el mundo digital por completo.
Existen implicancias profundas sobre el nuevo ecosistema que estamos creando, que tendrán impacto sobre la economía global el día de mañana.
Bitcoin ya ganó la batalla por ser el mejor dinero. Pero siendo que crece toda la industria, existen conversaciones políticas que faltan por hablar.
Soy Pedro y esta es la edición sesenta y uno de La Cadena. Si quieres descentralizar los canales de comunicación e información, entonces apoya a este medio digital independiente. Este boletín es gratis, pero no barato. No estoy promocionando un producto ni un servicio, sino explicando la tecnología de Bitcoin de la forma más sencilla y neutral posible. Si quieres apoyar esa misión, suscríbete y entra a Patreon para ayudar a mantener este medio abierto para todos y todas.