En memoria de Aaron Swartz
“La información es poder. Pero como todo tipo de poder, hay quienes se lo quieren dejar todo para ellos. La herencia científica y cultural del mundo entero, publicado durante siglos en libros y revistas, está siendo cada vez más digitalizado y guardado por un puñado de empresas privadas”.
Con estas palabras comienza Aaron Swartz el Manifiesto Guerrillero del Acceso Abierto, su llamado a las “armas” para activistas, programadores, idealistas, y personas del mundo del internet. Hoy se cumplen diez años de su muerte, otra víctima del estatus quo y los poderes fácticos, cuya historia merece ser contada.
Aaron sería un campeón de las causas digitales, la libertad de información y transparencia para quienes ejercen poder en la sociedad. Un activista del mundo del código abierto, profundo lector de personajes como David Foster Wallace y Noam Chomsky, la lucha fue siempre por cambiar el sistema, haciéndolo más justo y abierto a todos. Su caballito de batalla sería la fuerza que tendría un internet abierto e inclusivo para todos, que de la misma manera sería su caída. Al igual que Julian Assange, Edward Snowden, y otros tantos que vinieron antes y después, Aaron pertenece a la élite de las campañas nobles por crear un futuro de mayor prosperidad para el ciudadano del 99%.
Nacido en Chicago, desde pequeño mostró dotes de inquietud y genialidad intelectual. Aprendió a leer a los tres años de edad, pasando los primeros atardeceres de su vida programando y creando proyectos fuera de lo común para alguien de su edad. El primero, por ejemplo, fue un cajero automático para su escuela, llegando incluso a construir distintas plataformas digitales antes de llegar a la pubertad.
Según su padre, Robert, pasaron mucho tiempo frente al computador y deambulando por el internet “entendiendo rápidamente que esto era algo que cambiaría todo”. A los doce años, Aaron creó el Info Network, una enciclopedia generada por el usuario, básicamente Wikipedia antes de que este existiera.
Si bien no alcanzó la fama mediática, esta plataforma le entregó el Premio ArsDigita, para jóvenes que estaban construyendo sitios web no comerciales útiles, educacionales y colaborativos—ganándose un viaje a MIT, donde se encontraría con algunos de sus héroes del mundo computacional. Swartz fue luego invitado al W3C—el World Wide Web Consortium—encabezado por el pionero e inventor del World Wide Web (www) Tim Berners-Lee.
Para continuar cimentando su lugar en el mundo virtual, Aaron fue de los creadores de RSS 1.0, permitiendo que usuarios puedan acceder a actualizaciones de páginas web de manera automática y computacionalmente estandarizada. Esto marcaría un precedente en su vida, ya que gracias a este aporte, Lawrence Lessig, un profesor de Harvard y activista por la libertad de información, lo invitó a escribir código para los Comunes Creativos, una fundación que aboga por menores restricciones en los derechos de autor de quienes crean y comparten ideas en internet.
Después de aportar a las variadas comunidades de internet en esas etapas tempranas, fue aceptado a Stanford, aunque al poco tiempo de arribar se vio decepcionado con el ambiente universitario. “Una escuela idílica en California donde siempre hay sol, el pasto siempre es verde, y los jóvenes están siempre bronceándose”, pronto se iría. Sería elegido para la clase inaugural de YCombinator, una aceleradora para talentos de internet, que luego se convertiría en una de las aceleradoras de startups más importante del mundo. Swartz estaba creando su propia empresa, llamada Infogami (que permitía a usuarios construir sus propias páginas web).
Voló a Cambridge, Massachusets, y motivado por el “hogar de hackers” de Estados Unidos, comenzó a trabajar. Al poco tiempo, el creador de YC, Paul Graham, lo invitaría a participar en el equipo core de Reddit (junto a Alex Ohainian y Steve Huffman), una incipiente empresa que permitía a usuarios agregar noticias y votar por cuál era la más interesante o útil. Rápidamente se pusieron a colaborar, dándose cuenta que existía un gran futuro para la plataforma. Los tres se fueron a vivir juntos—combinando Infogami con Reddit en una nueva empresa llamada Not a Bug, Inc—llevando a Reddit a convertirse en una de las páginas más populares del internet (una de las primeras en reconocer que un anónimo puede aportar de la misma o mejor manera que el columnista más reconocida del New Yorker).
A pesar de ser un genio con la computación, Aaron veía su futuro más bien del lado del activismo y la escritura. Como explicaba en su blog, Pensamientos Crudos (Raw Thought, en inglés), quizás el mundo perdía a un buen programador por un escritor mediocre, pero este era demasiado importante mientras que la programación resultaba desagradable. Este sitio logró amasar un fanaticada importante, gracias a sus interesantes y punzantes ideas, junto con su transparencia rebelde para publicar sus pensamientos más privados.
Dado que entró a Reddit como uno de los fundadores de la plataforma, al venderla a en 2006 por alrededor de US$12 millones de dólares, su independencia (y por tanto libertad) financiera se cimentó, entregándole lo que necesitaba para seguir sus sueños.
Swartz decidió continuar en la empresa tras la adquisición, y un tiempo trabajando en el opresivo y deprimente ambiente de Reddit, empezó a perder la motivación. Llegaba tarde, ventilaba sus frustraciones abiertamente en su blog, y ya no escondía lo que realmente pensaba. Prontamente le pedirían la renuncia, y el joven vio esta como la gran oportunidad de girar hacia el mundo del activismo político.
Reclutado por Brewster Kahle—defensora de la libertad de internet—para la Librería Abierta, Brewster Kahle, un proyecto que buscaría crear una página web para cada libro publicado, entregando sus esfuerzos para entregarle al mundo la mayor cantidad de información que pudiera. “Se consideraba un voluntario planetario”, contaba Kahle, “solamente trabajando en proyectos que le importaban”.
De pronto, sin embargo, iría perdiendo la motivación nuevamente, buscando nuevos horizontes y oportunidades de aportar—un sello de Swartz, según quienes colaboraron con él. Fue durante este tiempo que escribió el Manifiesto Guerrillero del Acceso Abierto, anotado a comienzos de esta edición, un fiel creyente que los sistemas se pueden cambiar desde adentro.
A los 21 años, Swartz vivía en Cambridge Massachussets nuevamente y supo de una fundación liderada por Carl Malamud, llamada Public.Resource.Org, que buscaba presionar al gobierno que deje de cobrar dinero para acceder a documentos públicos. A raíz de la campaña de Malamud que buscaba entregar toda la información que existía sobre documentos de las cortes de justicia, que en esa época el Estado cobraba ocho centavos por palabra, Swartz escribió un código que permitiría descargarse una inmensa cantidad de documentos, logrando recopilar casi 20 millones de páginas, ahora disponibles para ser publicadas gratuitamente y en una página mejor construida y de mayor acceso que la entregada por el gobierno.
Poco tiempo después de esta descarga, el FBI saldría en búsqueda de Swartz, buscando información sobre las actividades que realizaba. Les interesaba entender qué lo motivaba y qué pretendía hacer. Aunque esa investigación resultaría en poco y nada, no sería su último encuentro con las autoridades.
En Septiembre 2010, Swartz ingresó a MIT, se conectó al servidor de la universidad, y comenzaría la actividad que le costaría la vida.
Algunos conocerán JSTOR, una biblioteca en línea de contenido académico al cual universidades pagan miles de dólares anuales para acceder. De la misma manera que el sistema financiero tradicional tiene restricciones absurdas para que cualquiera acceda al dinero, adquirir contenido de toda índole requiería desembolsar grandes cantidades de moneda para ser utilizados.
Swartz se conectaría a JSTOR, y descargaría millones de documentos que luego serían liberados al mundo. Quiso democratizar el conocimiento, apoyándose en los ideales de quienes construyeron el internet que hoy todos utilizamos.
Un día, mientras pedaleaba por la ciudad, sería rodeado de policías y agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos y en Julio de 2011 fue acusado por robo y fraude computacional, arriesgando hasta 35 años de cárcel.
Lo curioso de este caso ocurriría meses más tarde, cuando JSTOR decidió botar los cargos que le aplicaban a Swartz, quien era la principal “victima” de sus actividades. Sin embargo, MIT decidió continuar con la investigación y caso judicial. Resulta extraño, dado que la institución tiene un historial “amistoso” con la cultura hacker y computacional, seguir adelante con la persecución del activista, pero así resultó. Las penas que arriesgaba, junto con la institución que buscaba “justicia” fue el clavo en el ataúd.
Fue un fatídico 11 de Enero del 2013 que Aaron se quitaría la vida, ahogado en la ansiedad e incertidumbre que significaba el proceso jurídico por delante. El mundo perdía, nuevamente, a uno de los mejores.
El espíritu, camino trazado y visión de mundo de Aaron Swartz siguen intactos: una sociedad que tendría las vías de la información abiertas. Mientras el establishment cuenta con hombres con armas, un sistema legal que los ampara, y muchísimo dinero, la periferia cuenta con ideas de cambio, aires de transparencia y sobre todo, una creatividad desbordante.
Por más que suframos reveces y caídas de personas con ideales libres, democráticos y transparentes, seguimos construyendo focos de resistencia, hoy de la mano de la comunidad del código abierto y aprovechándonos de que tenemos un nuevo sistema monetario de nuestro lado.
El futuro es incierto, pero las ideas no mueren.
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