La incertidumbre es total. Precios al alza, guerra en Europa, sanciones a Rusia, conversaciones de alta mar sobre divisas digitales, y la tan anhelada regulación a las criptomonedas.
Comencemos por casa: la inflación.
Según algunos, la inflación es el alza sostenido de precios. Pero como el lenguaje crea realidades, aquella realidad creada por banqueros centrales y sus secuaces no es ciertamente tal. La inflación, en términos reales, es la disminución del valor de tu dinero.
Dicho incluso de otra forma, es el empobrecimiento sostenido tuyo y mío.
Desde la aparición del Covid-19, hemos visto un enorme alza en la cantidad de dinero que han impreso e inyectado en las diversas economías del planeta. Trillones de dólares han sido creados, y acompañando expansiones monetarias (aunque no son la única causa) viene la inflación.
Hoy en día, Chile sufre una inflación de 7,8% en los últimos doce meses (lo que quiere decir que al 09 de Marzo del 2022, comparado con exactamente un año anterior, tus cien mil pesos en realidad valen $92.200). Menudo recorte, ¿no?
Estados Unidos lucha con la tasa de inflación más alta de las últimas décadas, el Reino Unidos lo mismo, y alrededor de la tierra estamos viendo el poder de compra de nuestros billetes desvanecerse delante de nuestros ojos.
Es importante aclarar algo, que los normalizadores de la inflación no hacen: tu dinero siempre valdrá menos. Si bien hoy la inflación es más alta de lo común, si esta se reduce en algún momento futuro, no es que tu dinero pasa a valer más, sino que la depreciación es más lenta.
Y quiero hacer una pausa para destacar lo canalla de: “la inflación es transitoria”. ¿Quiénes son los más golpeados con la inflación en primera instancia y quiénes son los que más les cuesta recuperarse tras un embate de la magnitud que estamos viendo?
¿Cómo calcular tu inflación?
Creo que hay una métrica errada al momento de hablar de la inflación. Esta no es una cifra objetiva, en que todos consumimos los mismos bienes y servicios. Si bien la cifra oficial se calcula en base a una canasta básica de bienes, esta aún puede diferir mucho debido a tu estrato social, edad, perfil de riesgo, salud, necesidades, etc.
Lo que yo recomendaría es hacer tu propio cálculo, guardando las boletas de tus compras e ir haciendo un recuento personal de cómo la inflación te está afectando a ti. Esto puede tener efectos cascadas, ya que sirve para ir haciéndote un presupuesto financiero y controlando tus gastos, ayudándote además a ahorrar y posteriormente invertir.
Lo principal, enlazado a esta edición, es que verás cual es tu tasa real de inflación, más allá de las cifras oficiales.
Y un pequeño hincapié con las “cifras oficiales”. Yo guardo extremo escepticismo cuando el gobierno publica cualquier tipo de dato sin entregarnos las fuentes de esa información. No confíes, verifica, como decimos en el mundo Bitcoin, sobre todo cuando es el gobierno que está entregando esa información. El recuento personal de la inflación, verás, te arrojará un número bastante superior que el entregado en la televisión.
La crisis en Ucrania
Sumado a la inflación, veremos un alza en ciertos productos básicos a nivel mundial. Ucrania y Rusia son dos de los principales productores de trigo a nivel mundial, que ya vio alzas históricas en su precio.
No está demás decir que la última vez que el trigo estuvo a este precio—como vemos en el gráfico—tuvimos la crisis financiera de 2008.
Si sumamos el problema la trigo, la importancia de Rusia con respecto al suministro de gas, se complica aún más la situación. Sobretodo con que Estados Unidos anunció que prohibirá la importación del crudo de Rusia.
El inversionista Chamath Palihapitiya explicó en un podcast que cada vez que los precios de energía han aumentado en más de 50% en los últimos treinta a cuarenta años, siguió una recesión.
¿Qué hacer?
Ahora bien, no es fácil entender qué hacer. En primer lugar, creo que deberíamos dejar de normalizar la inflación. Es un impuesto a los pobres—ya que estos son los que guardan la mayoría de sus ingresos en moneda nacional, y por tanto ven los efectos más nocivos de la inflación.
Lo segundo, es que deberías comprar activos que guardan valor. Aquí es cuando se vuelve un poco engorroso el asunto. Debido al diseño del sistema financiero tradicional, no todos pueden optar a comprar vehículos de inversión. Si puedes comprar acciones, bonos, ETFs, felicitaciones, pertences al 1% aunque no lo creas.
La abrumante mayoría de las personas no cuentan con los requisitos más básicos para abrir una cuenta en el banco, menos aún comprar activos financieros que los puedan proteger en estos tiempos turbulentos.
Debido a esto, Bitcoin aparece como una opción atractiva, más allá de su volatilidad. Su emisión máxima (nunca existirán más de 21 millones de unidades) le dan el componente de la escasez que hacen que su valor suba con el tiempo. No necesitas más que un teléfono móvil para descargarte la aplicación que permita entrar y salir de esta economía alternativa; y, viendo las sanciones financieras a Rusia, el caso de uso de tener dinero inconfiscable se hace más claro que nunca.
Estamos viendo la inestabilidad sanitaria provocar inestabilidad financiera que también acompaña la inestabilidad geopolítica incluso llegando a la inestabilidad de precios.
Existen crisis en todos los frentes, golpeando, como siempre, al ciudadano común y corriente más que cualquiera. Mientras vemos Rusia lidiar con las sanciones del Occidente, China guarda silencio, esperando quizás propinar un golpe rotundo al sistema SWIFT con el anuncio de una economía basada en su yuan digital.
Estamos frente a una transformación en sistemas financieros, y junto a eso un giro en los ejes de poder alrededor del mundo. Ante la incertidumbre, pareciera que la única protección que va quedando es Bitcoin. Aquella constante, inconfiscable y necesaria en tiempos de crisis y de paz.