¿Han notado los aumentos de precios?
Mientras el mundo continua caótico y conflictivo—con China imponiendo severas cuarentenas, la pandemia provocando disrupciones a las cadenas de suministros, escasez de comida y bienes provocados por la guerra en Ucrania, la inflación está en plena parranda.
Vale la pena recordar las narrativas que expusieron los expertos a costa nuestra. Primero, dijeron que no habría inflación. Luego, nos anunciaron que esta sería transitoria. En algunos casos, claramente debido a un estado mental alterado, algunos nos explicaban que la inflación es buena.
Para aquellos que están leyendo sobre la inflación por primera vez, es importante hacer algunas aclaraciones. La inflación—según las mentes económicas dominantes—es el alza sostenido en los precios de bienes y servicios. Ocurre generalmente cuando hay más dinero persiguiendo los mismos (o pocos) bienes y servicios.
Quiero explicarlo de otra manera: la inflación es la pérdida constante del valor de tu dinero. Es la erosión del tiempo y energía que tu invertiste para crear bienes y servicios. Muchos bitcoiners—y me sumo, de cierta manera—en que es un robo. Porque si trabajé lo mismo para producir mi trabajo, ¿por qué el instrumento en que guardo el fruto de mi laburo vale menos el siguiente año?
La inflación es subjetiva
Todos los meses, anuncian el IPC—o Índice de Precios al Consumidor—para darnos a conocer cuánto más pobre somos. Denominado de acuerdo a una canasta básica de bienes, determinan la tasa en que los precios aumentaron en los últimos treinta años, y 365 días. Sin embargo, esta manera de cuantificar el fenómeno está errado.
Cada individuo es distinto, en cuanto a deseos, necesidades, prioridades y valores. La forma en que gasta es subjetiva, y se subordina a un sinfín de factores tanto intrínsicos como extrínsicos. Por lo mismo, la canasta básica para uno quizás no sea la canasta básica para otro.
Digamos que eres un adolescente que vive en el barrio alto con tu familia. Tus gastos—los bienes y servicios que requieres y deseas—van a ser distintos a una madre soltera que vive en el centro de la ciudad. O, si estás buscando comprar una casa, el aumento en el precio de las propiedades va a aumentar tu tasa de inflación personal, probablemente inflando la tasa “oficial” que nos entregaron.
Este tema es importante recalcar, porque alfinal disfraza la verdadera tasa de inflación (que probablemente es mucho más alta de lo que se cree).
¿Qué produce la inflación?
Si bien hay una razón principal que subyace la disminución de tu poder de compra, vale la pena esgrimir dos otros factores que están influyendo en este fenómeno.
Inflación de costos. Esto ocurre cuando los costos de producción de las empresas suben, y ese costo luego se le pasa a los clientes o consumidores. Pueden haber varias razones por estas alzas. En primer lugar, el precio de materias primas (madera, petróleo) puede aumentar, lo que produce un alza en los costos de producción de diversos bienes. Por otro lado, trabajadores pueden estar pidiendo alzas de sueldos, y a través de una buena sindicalización y organización obrera, logran aumentos de sus salarios.
Inflacion de demanda. Esto ocurre cuando la demanda agregada es mayor que la oferta agregada en la economia. La demanda agregada, vale la pena agregar, es la suma de bienes y servicios que consumidores, empresas y el Estado están dispuestos a comprar a un determinado precio. La oferta agregada significa lo mismo pero para la venta de esos bienes y servicios. Esto lo podemos ver hoy en día, a raíz de la escasez en la importación de ciertos bienes (como automóviles), a causa del COVID-19
Ahora bien, la principal razón es el aumento de la masa monetaria. Una imagen vale más que mil palabras, así que les comparto la siguiente:
En los últimos dos años, la cantidad de dólares que existen en la sociedad aumentó por un 40%. Y esta es la razón principal detrás de la inflación que estamos viviendo hoy. Aunque los expertos te indiquen que la causa es Rusia, están siendo deshonestos, y si miramos episodios históricos, siempre un alza de la masa monetaria va a venir acompañado de una pérdida de tu poder de compra.
Algunos estarán pensando que esta impresión fue necesaria para combatir los efectos de la pandemia. Sin embargo, ¿dónde fueron a parar ese 40% de dólares recién creados? ¿Fue al bolsillo del ciudadano de a pie? ¿Sirvió para aumentar la inversión en gastos sociales o infraestructura pública? ¿Aumentó la productividad del país? O, ¿fue a engrosar los activos financieros de quienes guardan su riqueza en vehículos de inversión y los que están cerca de la impresora de dinero?
Incentivos torcidos
Todos sabemos que los humanos respondemos a distintos incentivos para actuar en la sociedad. Dependiendo de donde estén, actuaremos—a veces racionalmente, otras veces irracionalmente—y tomaremos decisiones personales, económicas y políticas.
La inflación también trae sus propios incentivos. Siendo que esta erosiona tu poder de compra en el corto plazo, el incentivo es a gastar. ¿De qué me sirve ahorrar si mi dinero valdrá menos (y a una tasa cada vez más alta) mañana y pasado?
Por tanto, no queda otra que combatirla.
Aunque combatir la inflación es un trabajo que excede las capacidades de este autor—y probablemente la mayoría de los lectores—la mejor manera de protegerte es haciendo un diario financiero. Yo recomiendo Kakeibo, porque además de ser exhaustivo también te hace más consciente de tus motivaciones personales a la hora de gastar dinero.
Y como hacer un presupuesto es la primera parte de una estrategia personal para reducir la inflación en tu vida, la segunda es la inversión.
Reconozco que el concepto de la inversión es muy lejano para muchas personas. Vivo en Chile, donde existe una gran cantidad de personas que ganan un sueldo paupérrimo, y donde para ellos se les hace simplemente imposible destinar una cierta parte de sus ingresos a ahorrar e invertir. Eso se debe a varios factores, más allá de los que les compete a esta edición.
Invertir consiste en exponerse al mercado; y este, como he sostenido en otras ediciones, puede ser implacable y despiadado. Es además, un espacio difícil de entender, por lo que genera mucho miedo e incertidumbre. Sin embargo, esto no debería ser razón suficiente para evitarlo. Siendo que la inflación nos devora el valor de nuestro dinero todos los años, la inversión es la mejor fórmula para cuidar nuestro capital y ojalá otorgarnos un mejor pasar financiero.
Lamentablemente, y también debido al diseño del sistema, muchos de nosotros (me incluyo) no tenemos acceso a vehículos de inversión tradicionales. Por tanto, hay que buscar alternativas.
Bitcoin es un perfecto ejemplo para protegerse frente a la inflación, y que está disponible para cualquiera. Su probada escasez—existirán solamente 21.000.000 de bitcoin—además de otras características únicas, la hacen una excelente fórmula de reserva y aumento del valor de nuestro dinero.
Además, solamente con un teléfono móvil y acceso a internet, ya puedes entrar a guardar el valor de tu tiempo en él. Agrego que, a diferencia del sistema dominante y su inflación que nos aflige, sabemos exactamente cuantos bitcoin circulan, el funcionamiento de su política monetaria, su tasa exacta de inflación, y el porcentaje de la suma de la red que te pertenece. En tiempos de incertidumbre total esta certeza puede resultar tranquilizadora.
Si bien los expertos se han dado volteretas con la inflación, disfrazándola y descartándola, ya está aquí y parece que no tiene freno—al menos en el corto plazo. Será mejor buscar protección, ya que nadie lo hará por ti.
Esta es la edición #073 de La Cadena, un medio independiente dedicado a informarte sobre el mundo de Bitcoin y sus alrededores. Estas palabras son gratis, pero no baratas y toma tiempo investigar y crear este contenido. Considera apoyarme, para que me pueda dedicar a esto.