Frente al embate marketero de quienes promueven criptomonedas alternativas—conocidas afectuosamente como shitcoins—me toma la idea de escribir este artículo para hacer frente a un aspecto de las campañas mediáticas que utilizan para seducir a incautos inversionistas. El enfoque es en una de las palabras que todo el mundo conoce, más nadie entiende: blockchain.
Esta edición me hizo sentido a raíz de varias conversaciones que he tenido en el último tiempo con personas que me insistieron en que “Bitcoin es genial pero lo que realmente vale es blockchain”.
La frase es el equivalente a decir que un avión es genial pero lo que realmente importan son las alas. El todo es más que la suma de sus partes, y lo que crea una tecnología realmente poderosa es la combinación de herramientas y la manera en que los distintos participantes interactúan dentro del ecosistema, tanto desde una mirada tecnológica como de incentivos.
La cadena de bloques, de hecho, existe desde hace muchos años previos a Bitcoin, siendo creada en 1991 por dos criptógrafos de nombre Stuart Haber y Scott Stornetta. En un documento titulado “Cómo Crear un Sello de Tiempo en un Documento Digital”, la idea detrás era sencilla: cómo poder determinar la autenticidad de un documento y evitar fraudes respecto a quien y cuándo se creó.
Aunque desde una mirada tecnológica, el paper y la subsecuente tecnología que crearon fue pionera, se dieron cuenta de algunos problemas que existían, uno principal: la confianza. Tal como ocurre en todos los ámbitos de nuestra vida, pero de sobremanera en el mundo digital, donde se puede duplicar información fácilmente, ¿cómo logran la credibilidad necesaria para información digital?
Haber y Stornetta, en una movida innovadora, introdujeron la idea de un tercero de confianza, pero que para probar su integridad, requeriría involucrar un cuarto, luego un quinto y así sucesivamente hasta llegar a la mayor cantidad de personas posible. Así, nacería la idea de descentralizar la confianza de quienes verificarían los sellos de tiempo.
Algunos años después de escribir su paper, ambos criptógrafos crearon Surety, que entrega servicios para aplicar sellos de tiempo. Sin entrar en mucho detalle, Surety calcula una función que le entrega al documento un sello único de tiempo. Esto crea un identificador que luego se registra en la base de datos de Surety, creando un gran sistema de almacenamiento de datos.
Aún así, la confianza continuaba dando vueltas. Porque para asegurar la autenticidad de estos sellos de tiempo, diversos usuarios necesitarían a alguien más que el servicio de Surety para otorgar la credibilidad necesaria de que esta base de datos era genuina y auténtica.
Entra en escena el NY Times. Surety decidió utilizar uno de los diarios más importantes y leídos de Estados Unidos como un protocolo público para llevar el registro de sus sellos de tiempo. La idea giraba en torno a la disponibilidad del diario (millones de personas lo leían a diario) y la inmutabilidad del papel físico, que una vez impreso sería imposible realizar cambios al registro.
La genialidad es que dentro de los avisos de “Avisos e Ítems Perdidos” existe un hilo de letras y números que lleva el registro de una gran base de sellos de tiempo. De esta forma, se crea la primera “cadena de bloques”, más bien entendida como “cadena de tiempo”.
Es importante notar que tanto Haber y Stornetta como Satoshi Nakamoto, jamás hablaron de la blockchain, sino siempre de un timechain, entendiendo que lo importante de este tipo de registro contable es la marca de tiempo de una determinada transacción.
Avanzando raudamente en el tiempo, durante los años 2015 y 2019, Fidelity Investments, uno de los fondos de inversión más grandes e importantes del mundo creó un equipo de trabajo dedicado exclusivamente a encontrar casos de usos de una blockchain. Al cabo de esos cuatro años, más allá de Bitcoin—dinero neutral para el mundo—no fueron capaces de encontrar ningún caso de uso convincente, y decidieron cerrar el equipo de trabajo.
Una blockchain no es más que una base de datos que registra información. Es, de hecho, una base de datos bastante ineficiente, porque para que tenga la característica principal de poder—la descentralización—requiere una gran cantidad de computadores verificando y actualizando la base.
La cadena de bloques suscita mucho interés, por parte de personas no entendidas del rubro. Si bien es pieza fundamental del protocolo de Bitcoin, tanto así que de las ocho referencias del whitepaper de Satoshi, referencia en tres oportunidades algún aspecto del trabajo de Haber y Stornetta, existen otros ingredientes claves que hacen a Bitcoin ser Bitcoin.
El todo es más que la suma de sus partes, haciendo que este protocolo sea más que simplemente blockchain. La prueba de trabajo (Proof of Work), las firmas digitales, la criptografía de llaves públicas-privadas, los árboles de merkle, los 21 millones de bitcoin, su política monetaria conocida y predecible, el ser compatible con versiones más antiguas del protocolo y muchas características más son las que hacen a Bitcoin ser necesario, importante y distinta de las demás criptomonedas.
“A menos que una tecnología cambie los incentivos, solamente ayudará a la historia a repetirse más rápidamente”. Y la única que está siendo capaz de lograr esos cambios, es Bitcoin.
Antes de finalizar, aclaro un tema. No es que yo esté en contra de la blockchain como tal. Mi intención es sacar a colación que existen muchos factores más allá que sólo utilizar esta tecnología la que hacen que su aplicación sea una fuerza para bien en el mundo. Decir que tu criptomoneda usa blockchain, o que tu producto usa blockchain vale poco y nada si no está alineado con otros elementos importantes, como por ejemplo, cuántos computadores están validando tu cadena o si esta puede ser modificada por un pequeño número de desarrolladores.
Así que la próxima vez que escuchen a blockchain galardonada como la gran tecnología revolucionaria del siglo actual, visualicen un avión y pregúntense si las alas son lo único que importa.
Soy Pedro y esta es la edición #119 de La Cadena, un medio independiente dedicado a informarte sobre el mundo de Bitcoin y sus alrededores. Estas palabras son gratis, pero no baratas y toma tiempo investigar y crear este contenido. Considera apoyarme, para que me pueda dedicar a esto.