¿Por qué aprender sobre Bitcoin?
En esta columna de opinión sobre Bitcoin y el dinero, te contaré mi experiencia y por qué es fundamental aprender sobre Bitcoin y el sistema monetario.
El otro día me preguntaron: ¿por qué tanto énfasis en el dinero y, sobre todo, Bitcoin?
Me quedó dando vueltas durante unos días, y decidí escribir sobre lo que me motiva a enfocarme en el mejor dinero que jamás haya existido y por qué es importante aprender sobre Bitcoin. Debería empezar explicando que mi prioridad no es la acumulación del dinero. Si han leído alguno de mis artículos anteriores, sobre todo los de finanzas personales, una de mis máximas es vivir una vida austera, pero, sobre todo, saber cuándo decir basta.
Esta postura, yo entiendo, es una resistencia a los tiempos en que vivimos. Sobre todo, para aquellos que nacimos bajo la ideología neoliberal, de infinita acumulación e individualismo exacerbado, ser austero y no gastar mucho puede pensarse descabellado. O quizás haga sentido, pero al llevarlo a la práctica—siendo que estamos tan dominados por el zeitgeist—se hace imposible.
El dinero como mecanismo para acaparar y acumular cosas (o estatus) no es lo que me llama la atención, sino que puede servir como herramienta hacia un mejor sistema sociopolítico para el mundo.
Nos guste o no, la plata—como le decimos en Chile—es central a nuestras vidas. Alrededor de la mitad de las transacciones que ocurren alrededor del mundo se hacen con valor económico de por medio. Es el instrumento que logra coordinar desconocidos para que planten zanahorias y esas zanahorias lleguen a los estantes del supermercado más cercano a ti.
Sirve para intercambiar nuestro tiempo y energía por algo que resguarde esa inversión para futuro uso. Yo transo mis habilidades hoy, a cambio de alguien que me venderá un servicio o bien (sus habilidades), o de simplemente guardar para cuando ya no quiera seguir trabajando, y pueda acceder a esa energía acumulada.
El dinero como herramienta es clave.
Pero, y comienzo conspirativo, el dinero es un tema tabú. Las elites han hecho un intento, puede ser implícito o tácito, por dejar esta herramienta fuera de la conversación diaria. Nadie tuvo educación financiera, son poquísimos los que saben que el dinero tiene funciones y propiedades, y menos aún saben cómo este se crea y afecta nuestras acciones diarias, por lo que tampoco poseen opiniones sobre Bitcoin.
Aquella movida tiene una lógica. A los dueños del dinero no les conviene que el resto hablemos del dinero. Al adentrarte en este mundo, se levanta el velo de la ilusión de control, y te das cuenta de la gran estafa que han construido. Ha sido muy ingeniosa. Porque han convertido la conversación del dinero en un tema que da pudor o es mirada en menos socialmente. Qué feo hablar de dinero, dice la mayoría. Pero no se dan cuenta de que esto viene a costa del bienestar personal y le sirve directamente los propósitos de la parte alta de la pirámide.
Esto no es solo un tema social. Existen claros incentivos económicos para que el ciudadano de a pie no piense estos temas ni se motive a aprender sobre Bitcoin y criptomonedas. Quienes hoy se reparten la torta—bancos centrales, gobiernos, bancos comerciales e instituciones financieras—viven cómodamente, habiéndonos convencido de que estos son temas que mejor dejar a los expertos. Los incentivos, no solo sociales, son financieros también.
Ahí yace otras de mis motivaciones para hablar del dinero. Porque hacerlo ya significa una resistencia al establishment, pero también una revolución cultural. Estamos despojando el tabú, y abriendo la comunicación. No tienes que decidirte a favor de uno u otro tipo de dinero, solamente abriéndote a poder conversar del tema ya significa un avance astronómico hacia un mejor futuro individual y colectivo.
Mi interés para dedicarme al dinero tiene múltiples aristas, más allá de la revolución. En un principio, comienza con mi psicología personal. Entender mejor el ingrediente que hace girar al mundo tiene grandes implicancias para entenderse a uno mismo. Desde que me puse a estudiar estos temas, junto a Bitcoin —hace unos cuatro años— he tenido un gigantesco desarrollo personal.
Y creo que este es un buen momento para introducir mis opiniones sobre Bitcoin. El avance personal que he tenido gracias a entender el dinero y sobre todo BTC es incuantificable. He aprendido de economía de una manera que nunca antes lo había hecho, me ha llevado a estudiar comportamiento humano, psicología de masas, el sistema laboral, me ha ayudado a filtrar mejor la información que uno recibe a diario, me ha hecho aún más—sí, es posible—escéptico de los poderes fácticos de la sociedad, y me ha hecho dudar casi todo del modelo convencional de la sociedad.
Hace semanas vi una entrevista sobre la crisis de la atención. Como las redes sociales han ido fragmentando nuestra atención a tal nivel que ya no podemos concentrarnos por más de unos minutos a la vez. Los invito, de hecho, a que piensen, cada cuánto se distraen de lo que están haciendo, y cuánto les cuesta volver a la tarea a mano. En fin, pude hacer el enlace de cómo la cultura fíat—una basada en el poder de la autoridad por el hecho de ser la autoridad—nos lleva por este camino y cómo aprender de Bitcoin podría liberarnos de esto.
Bitcoin ha significado una transformación personal profunda, y creo que acompaña un ideal de sociedad al cual aspiro. Esta tecnología no pertenece al estado, pero tampoco pertenece al mercado. Habita un lugar difuso y gris que hemos ido perdiendo con los años: los comunes. Un espacio abierto, en que sus frutos son repartidos entre todos los participantes y cuyo éxito depende también de esos mismos usuarios.
Y como tal, mi visión de sociedad excede la dualidad estado-mercado. Existen otros lugares del planeta que simplemente el centralismo y el transaccional.
Creo fundamental separar al Estado del dinero, para poder avanzar como sociedad. Pero, además, tenemos que separar a las empresas del dinero también. Porque esta, la herramienta básica con que nos entendemos y coordinamos, debe ser de todos y ninguno a la vez. No es moral, el sistema bajo el cual vivimos, y Bitcoin viene a servir como herramienta para romper con ese yugo.
De norte a sur y este a oeste, a personas les suena la alarma y se levantan para intercambiar su tiempo por dinero. No saben qué es, ni cómo funciona, sino que quieren que llegue a fin de mes a sus cuentas, para poder salir a comida o irse de viaje. Pero lo que tampoco saben, es que dándose el tiempo de estudiar el sistema monetario y cómo funciona Bitcoin —ya que, si vas a pasar cuarenta años intercambiando tu tiempo por el dinero, hace sentido que lo estudies, aunque sea un poco—su calidad de vida va a mejorar.
La mía, mejoró. Y no sólo de un sentido financiero, sino de conocimiento, tanto intelectual como personal. Estoy convencido, además, que hacerlo puede servir para avanzar en un camino más próspero como sociedad. Esa es la idea, ¿no? Evolucionar.
Y eso es lo que me motiva a seguir estudiando y expandiendo estos temas a otros. Porque creo que, a través del estudio del dinero y aprendiendo todo sobre bitcoin, el desarrollo individual y colectivo nos espera.
El mundo atraviesa tiempos inciertos, pero lo que no hay dudas, es que mañana tendrás que comprar tu café con algo que se llama dinero.
Soy Pedro y esta es la edición sesenta y tres de La Cadena. Si quieres descentralizar los canales de comunicación e información, entonces apoya a este medio digital independiente. Este boletín es gratis, pero no barato. No estoy promocionando un producto ni un servicio, sino explicando la tecnología de Bitcoin de la forma más sencilla y neutral posible. Si quieres apoyar esa misión, suscríbete y entra a Patreon para ayudar a mantener este medio abierto para todos y todas.