El mercado de las criptomonedas está caracterizado por ser rápido, temeroso y arriesgado. Sin embargo, lo que ocurrió ayer pretende ser uno de los puntos de inflexión en esta nasciente industria. Utilizando Twitter, vimos un asesinato capitalista en sangre fría, y como uno de los empresarios más astutos de las criptomonedas se quedó con uno de sus competidores más amenazantes. La historia fascina.
Todo esto comienza con Binance, el exchange de criptomonedas más importantes del mundo. Para cuantificar su tamaño, su volumen transado diario es diez veces el de su competidor más cercano, Coinbase. Ha adquirido una cantidad inusitada de empresas y entidades de la industria, tiene presencia en casi todos los rincones del mundo, y poco a poco sigue monopolizando. Es un titán, sin ganas de frenar.
Su CEO, Changpeng Zhao es uno de los dos personajes principales de esta historia. El año pasado decidió invertir en una de las plataformas de criptomonedas con mayor potencial del mercado: FTX. Dándose cuenta de su crecimiento exponencial, quiso un pedazo de la torta, y a partir de ayer, la torta va a ser entera suya.
FTX, la plataforma que hoy sufre dificultades financieras que la tienen al borde del precipicio, era la princesa de la industria. Su CEO, Sam Bankman-Fried (conocido como SBF) figuraba como el gran salvador de las criptomonedas, encargado de traerle legitimidad y transparencia al lejano oeste de la finanzas. Su plataforma comenzó su expansión, auspiciando diversos equipos deportivos, estadios y comprando enormes espacios publicitarios. No había quien lo frenara.
Sin embargo, o mueres como héroe o vives hasta convertirte en un villano. Y eso le ocurrió a SBF. Dado que no existe mucha regulación de las autoridades monetarias hacia las criptomonedas, los diversos jugadores habían comenzado a trabajar para congraciarse con los reguladores. Si bien SBF y CZ eran amigos, fue el lobby el que los separó. SBF comenzó a susurrarle al regulador de que CZ era muy cercano a China y por tanto se debía imponer restricciones más fuertes. Aunque estas movidas son comunes, no significa que no existen represalias.
Changpeng Zhao decidió finiquitar su inversión en FTX, y a cambio recibió la criptomoneda nativa de esta plataforma: FTT. Craso error. Al entregarle una cantidad inmensa del token, le entregaron el clavo que sellaría el ataúd de FTX, ya que significa mucho poder para quien guarda ese capital. Y eso fue lo que ocurrió: CZ vendió esas criptomonedas al mercado y provocó la caída estrepitosa del precio.
El golpe de gracia lo dio CZ a través de Twitter, cuando anunció la venta de estas criptomonedas, debido entre otras cosas a que no estaban de acuerdo con empresas que trabajan a espaldas en contra de la industria. La enorme cantidad de criptomonedas que tenía CZ provocó el temor de muchos inversionistas, quienes también comenzaron a vender sus FTT.
SBF tuvo que salir al rescate de su criptomoneda—twitteando—y comenzó a defender el valor de la misma con venta de sus activos. Fue tal el nivel de pánico, que tuvieron que frenar los retiros de su plataforma, una movida común de las empresas de la industria—y un recordatorio para sus usuarios de la importancia de la custodia personal. Rápidamente se anunció el peligro de insolvencia de FTX y que iban a necesitar un salvataje. Aquí viene la guinda de la torta: sería CZ y Binance quienes adquirirían la plataforma.
Ahora bien, no hay nada concreto aún (CZ anunció que necesita revisar las finanzas de la empresa antes de cualquier compra), pero existe una letra de intención de compra. Más allá del capitalismo despiadado, el día de ayer fue fascinante. Vimos como a través de unos tweet y fuerza de mercado, Changpeng Zhao absorbería a uno de sus competidores más importantes, y cimentaría su lugar en este incipiente mercado.
Existen algunas personas que están en contra de la movida de CZ, pero sí hay que reconocer su astucia comercial, su uso de Twitter, y poder de mercado para aniquilar a uno de sus contrincantes más cercanos. Por lo demás, esto también fue provocado por la poca transparencia de SBF y FTX de sus reservas, y el hecho que no existía claridad para con sus inversionistas si en un caso extremo podrían cubrir sus pasivos.
Esto ha provocado varios remezones en el mercado. Por un lado, ha renacido la discusión sobre el requerimiento de prueba de reservas por parte de las diversas plataformas de la industria, una exigencia que dado el carácter transparente de las criptomonedas, no debería ser tan difícil implementar. Por el otro, reitera la insistencia de guardar tus propias criptomonedas en billeteras personales y no tener que sufrir con restricciones de las que estamos viendo.
SBF ha perdido toda credibilidad, sobre todo porque ayer twitteó que FTX estaba bien y sus activos sólidos. FTX trae enormes vacíos financieros, de profundidad que no sabremos hasta las investigaciones (que podrían demorar semanas) ocurran. FTT ha perdido casi un 90% de su valor y no creo que se pueda recuperar—al menos en el largo plazo. CZ se enmarca como un genio comercial y consolida su poder dentro de la industria. Twitter demuestra ser una plataforma que puede provocar la muerte de gigantes, y que nadie está a salvo. La regulación viene, y el temor de inversionistas hacia este tipo de plataformas se hace aún más real. Si no ha ocurrido donde tú vives, no significa que no vaya a ocurrir y esta situación es una más en un largo historial.
Aun así, no sé ustedes, pero yo me estoy divirtiendo.
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