Bitcoin, ¿es para criminales?
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A menudo escuchamos que Bitcoin es usado por criminales. Que la criptomoneda es tierra fértil para actividades ilícitas, y que la delincuencia está al alza debido a esta nueva tecnología. Esto ha sido publicado a viva voz por reguladores, medios de comunicación masivos, políticos, y otros personajes de la industria financiera tradicional. La edición de hoy va enfocada al tema del cripto-crimen y cuanta verdad hay en estas afirmaciones.
Es importante recordar que el dinero no es más que una herramienta. Sirve para transferir valor, comprar y vender bienes y servicios, y coordinar los esfuerzos económicos de las miles de millones de personas que componen la sociedad. Y como cualquier otra, se usa para bien y para mal. Lo podemos ver para cualquier cosa que existe, desde automóviles hasta martillos. Más aún, si van a criticar a Bitcoin por ser usado por criminales, sería necesario también una crítica a los otros tipos de dinero que circulan por la economía.
Quiero partir elaborando sobre una confusión que muchos tienen con el protocolo. Existe una creencia de que Bitcoin permite operar de forma anónima, y que este es su principal atractivo para criminales; de que es imposible rastrear usuarios y las transacciones del libro de cuentas. Sin embargo, Bitcoin funciona con una blockchain pública, donde todas las transacciones—aunque encriptadas—están a vista y paciencia de todos para examinar. A eso hay que sumar el hecho de que a través de una serie de técnicas, se puede llegar a conocer la identidad de los usuarios. Entonces, el protocolo es “pseudo anónimo”.
Parto con los tres componentes que hacen que Bitcoin sea “anónimo”.
Las direcciones de Bitcoin no están atadas a las identidades de sus dueños. Cualquiera puede crear una nueva dirección (para enviar y recibir bitcoin), sin tener que entregar su información personal.
Por lo mismo, las transacciones no están atadas a ninguna identidad tampoco. Para enviar Bitcoin a otra dirección, uno no necesita entregar información personal (sino realizar una firma criptográfica).
Los datos de las transacciones de Bitcoin son transmitidas y enviadas por nodos—computadores que verifican las transacciones—a un conjunto aleatorio de nodos. Un nodo no necesariamente puede determinar si la información propagada fue creada por el nodo al que está conectado, o este simplemente está reenviando esa información.
Aún así, existen formas para determinar la identidad de los usuarios y desde ahí proviene la realidad del “pseudo anonimato”.
A pesar de que la información se envía a través de nodos aleatorios, alguien puede conectar múltiples nodos y así determinar desde donde se originaron los bitcoin.
Se puede determinar una identidad real si es que se usó una identidad real para interactuar con el protocolo. Por ejemplo, si compraste Bitcoin a través de un Exchange donde está la obligación de entregar información personal.
Es importante recordar que el libro de cuentas de Bitcoin es público. Por tanto, toda la información que existe podría ser—teóricamente—rastreada.
Es de suma importancia tomar estos puntos en consideración, y siempre buscar las distintas tecnologías disponibles para intentar mantenernos lo más privado posible. VPNs, buscador TOR, CoinJoin y otras medidas están a nuestra disposición. La explicación de ellas queda para otra ocasión, pero de momento es importante señalar que Bitcoin no es realidad “anónimo”, y por tanto, tampoco ideal para criminales.
Existen hoy tres empresas dedicadas al análisis de blockchain: Chainalysis, CipherTrace y Elliptic. Las tres investigan actividades criminales que utilizan las criptomonedas como medio de pago u ganancia. Todas han sacado importantes informes sobre el tema, iluminando la conversación y ayudando a clarificar si Bitcoin es en realidad usado por criminales.
Uno de los informes más importantes de este año lo realizó Chainalysis, titulado: “El Informe 2021 de Cripto-Crimen”. El reporte es exhaustivo, y a pesar de que constatan que las criptomonedas son atractivas para criminales, la conclusión es que su uso para hechos ilícitos ha disminuido en el 2020, y hoy significa un porcentaje muy pequeño del total de valor transferido.
Como podemos ver en este gráfico, incorporado en el informe de Chainalysis, existe una baja importante en la cantidad de valor transferido en criptomonedas dedicadas a actividades ilícitas. En el 2019, esta cifra alcanzaba 2,1% de todo el volumen de transacciones en criptomonedas, o alrededor de $21,4 mil millones de dólares. Esto disminuyó a 0,34% del total de volumen, o alrededor de $10 mil millones de USD. Según Chainalysis, una de las razones de esta baja es que se triplicó la cantidad de actividad económica entre 2019 y 2020. Es importante reconocer que hay un número de transacciones que no están contabilizadas, asique de acuerdo al informe, las cifras indicadas en el gráfico son probablemente un poco más bajas de lo real. Aún así, desde la empresa investigadora ven tres buenas noticias: que el crimen relacionado a las criptomonedas está disminuyendo, estas actividades siguen siendo un porcentaje pequeño del total de actividad económica, y este porcentaje es comparativamente menor a la cantidad de fondos ilícitos que se mueven en los mercados tradicionales.
Sigamos revisando: ¿Cuáles crímenes están más involucrados en la transferencia de valor a través de criptomonedas?
Como vemos en el gráfico, las dos entidades ilícitas que más recibieron criptomonedas fueron los mercados negros digitales y las estafas. Los mercados negros digitales (darkweb, llamada en inglés), vende toda índole de bienes y servicios aunque en su gran mayoría se comercializan drogas. No abogo por el consumo de drogas, pero creo que haría bien una mirada innovadora para atacar este problema. Mirarlo, como lo hacen algunos países en Europa, como un problema de salud y no criminalidad. Es un hecho, como vimos en Estados Unidos durante la prohibición del alcohol, que mercados negros florecen ante políticas de este estilo, y las drogas no son una excepción. Por lo tanto, quizás sería más productivo un enfoque distinto, desde la educación y salud.
Por otro lado, la gran mayoría de crímenes con criptomonedas fueron asociados a las estafas. Aunque las revisamos en la edición #014, nadie es inmune a este problema. Es muy fácil caer en las trampas de quienes buscan robarte tus fondos, y si uno maneja discreción, actúa con capacidad crítica y es reacio a promesas extravagantes, debería andar bien. Creo que este punto cae bajo la responsabilidad individual de entender bien en qué está invirtiendo y si los proyectos que les interesan tienen buenos equipos por detrás, un código auditado y solucionan un problema real.
En tercer lugar, aparece el ransomware. Hoy en día es una movida importante dentro del mundo digital y ocurre cuando criminales encriptan y bloquean los datos de ciertos computadores—tomándolos “rehenes”—y exigen un pago en criptomonedas para liberar los datos de los sistemas. Creo que la solución a estos problemas es eliminar los únicos puntos de falla (descentralizando bases de datos) y aumentar los sistemas de seguridad de empresas y hogares. Hago un hincapié en este punto, ya que este año hemos visto varias situaciones importantes de ransomware. Justamente ayer salió en las noticias un ataque perpetuado a la empresa tecnológica Kaseya, que afectó a 500 supermercados en Europa e incluso once escuelas en Nueva Zelandia, y donde piden $70 millones de dólares de pago en Bitcoin. Cabe notar que este es el ataque digital más importante de la historia. Más que ahondar en la situación, quizás esto sirve para reconocer las debilidades de los sistemas centralizados de información.
Las cifras entregadas por Chainalysis fueron además citadas en un informe realizado por Michael Morell, antiguo director de la CIA, quién realizó su propia investigación sobre las criptomonedas y actividades ilícitas. Pueden leerlo haciendo clic en el link pero quiero remarcar dos conclusiones:
El aspecto público de la blockchain puede ser una gran herramienta de vigilancia para los gobiernos, siempre y cuando aprendan a usarla. De acuerdo a expertos citados en el informe, instituciones reguladoras han sido lentas en reconocer el poder forense de esta tecnología abierta.
Estimados de actividades ilícitas en la economía, realizadas a través de intermediarios financieros tradicionales y con divisas fiat, están en torno al dos a cuatro por ciento del PIB mundial. Un número considerablemente mayor cuando se compara con las criptomonedas.
Y como dice Michael Morell, “asumí que la sabiduría convencional estaba bien. Asumí que porque estaba leyendo tantas noticias en la prensa abierta que Bitcoin estaba ayudando a financiar a quienes atacaron el capitolio el 6 de Enero, tenía que ser cierto. Asumí que personas como Christine Lagarde, la presidenta del Banco Central Europeo, debe ser de las personas más informadas del mundo, asique debía tener razón. Asumí que porque venía leyendo lo mismo hace años, estaba bien. Pero al investigar un poco, me dí cuenta que la sabiduría convencional estaba mal. Cuando miras los datos, existe menos actividad ilícita en Bitcoin que lo que existe en el sistema tradicional, y mucho menos que en el efectivo.”
De acuerdo a un informe encargado por SWIFT—la principal estructura financiera que hoy existe—a la empresa británica BAE Systems, el efectivo es preferido por sobre las criptomonedas para efectos criminales. Yendo más allá, han calculado un total de $1,5 trillones de dólares como ingresos por cibercrimen, por lo que de acuerdo a las cifras entregadas por Chainalysis, las criptomonedas aportan solamente un 0,6% del total de esos ingresos.
Es importante señalar que las monedas fiat—USD, GBP, CLP—son usadas magnitudes más para actividades criminales. Más aún, si se piensa en qué se financian a través de esas monedas: guerras, intervenciones políticas, gobiernos autoritarios, etc. Sin embargo, no se aboga por prohibirlas, de hecho se obliga su uso.
Crímenes ocurrían desde antes de 2009 y seguirán existiendo por el resto de la historia humana. Bitcoin es una más en el abanico de herramientas para realizar actividades diarias, sean cuales sean. Si quieren prohibir Bitcoin porque lo usan criminales, adelante. Pero para eso también prohíban los automóviles, ¿o creen que el tráfico de humanos se realiza en bicicleta?
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