La importancia de invertir
Soy Pedro y esta es la novena edición de La Cadena, un medio independiente que te informa y mantiene al día sobre criptomonedas y educación financiera. Quiero pedir disculpas y reconocer un error en la edición pasada: Christine Lagarde ya no es la jefa del Fondo Monetario Internacional, sino que Kristalina Georgieva. He decidido agregar otro mes gratis para todos los inscritos. Luego, para seguir recibiendo este boletín semanal junto con el material extra que estoy preparando, podrás unirte a la Comunidad Premium y apoyarme en esta misión.
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Nuestra relación con el mundo es compleja. El planeta es un conjunto de desafíos, emociones, y oportunidades. Los desafíos pueden ser difíciles, pero te hacen más fuerte. Las emociones pueden ser abrumadoras, pero reconócelas y trabájalas. Las oportunidades abundan, si es que sabes buscar. Mucho de nuestro mundo vive atrapado en placeres instantáneos y escapa del importante trabajo personal que se requiere para tener una vida tranquila y positiva. Toma una pausa, mira y cultiva esos espacios de la vida. Hagamos el trabajo personal necesario, para poder construir el mundo que queremos.
En esta edición:
• Importancia de invertir
• Tres razones para invertir en Bitcoin
La importancia de invertir
Quiero tocar un tema importante, que muchas veces es pasado por alto: la importancia de invertir. A menudo se habla de que debemos ahorrar y este debe ser nuestro foco principal. Si, todo parte con una ética de ahorro, manteniendo buenas finanzas personales para tener siempre dinero a tu nombre. Sin embargo, y algo que yo aprendí medianamente tarde—a principios de mis treinta— es que la inversión es lo que realmente te da tranquilidad económica con miras a tu futuro.
El dinero es una herramienta. En vez de pensar en este como el fin, o la solución a tus problemas, ten claro que este es un medio para crear la vida que quieres tener. Aprender a ser ahorrativo y un buen inversionista es clave para tener una vida más tranquila en el futuro y no tener que preocuparse de tus finanzas durante la vejez.
Quiero hacer la distinción de tres puntos importantes: ahorro, inversión, y especulación. El ahorro significa tener dinero para mantener tu calidad de vida ante cualquier eventualidad (pérdida de trabajo o emergencia médica). El segundo punto es la inversión y su explicación es el tema central de esta edición. Por último, la especulación, busca capitalizar dinero en el corto plazo. Estudios demuestran que más del 95% de especuladores pierden dinero y, de los que son rentables, ganan menos en promedio que sus pares inversionistas. Por ello, es que hay quienes se dedican a esto como traders (compradores y vendedores de activos en el corto plazo), ya que requiere un importante nivel de conocimientos—análisis técnico para poder leer gráficos y tendencias entre otros. Como he repetido ad nauseam, ten una mirada a largo plazo para tus inversiones y no caigas en el ruido cortoplacista del mercado. Hay un dicho que dice: “el mercado está para pasarle plata del impaciente al paciente”. Yo he caído en las trampas de la ilusión del dinero rápido y fácil y he salido perdiendo. Sé el segundo, y consciente de tu dinero.
Según Investopedia, llamamos inversión a la compra de un activo o ítem con la meta de apreciación y generación de ingresos. La apreciación se refiere al aumento de precio de un activo en el tiempo. Una inversión se enfoca en el futuro del ítem, con la esperanza de que el precio aumente con el pasar del tiempo.
Invertir consiste en exponerse al mercado; y este, como he sostenido en ediciones pasadas, puede ser implacable y despiadado. Es, además, un espacio difícil de entender, por lo que genera mucho miedo. Por su parte, asesores financieros e instituciones tradicionales se han encargado de construir una barrera de entrada a la información que es altísima. Por ello, existen instrumentos y conceptos que son difíciles de entender y reconocer.
Reconozco que cuando empecé a exponerme, sufrí con las emociones que significa entrar a un espacio fuera de mi zona de confort. Por un lado, miedo a perder mi dinero, inseguridad por no entender los distintos instrumentos para invertir, incluso egolatría por entrar a un espacio que no muchos habitan. Sin embargo, para crear un mejor futuro, hay que romper con las comodidades que nos hemos puesto. Por eso ha sido fundamental, no sólo para mi desarrollo personal—ya que ha significado enfrentarme a miedos personales, sobre todo con respecto a mis finanzas. El dinero es psicológico, y entenderlo es entenderse mejor a uno mismo. Desde los mitos que rodean el dinero, hasta la idolatría que le hemos asignado, deberíamos abrir la mente e intentar nuevas maniobras con respecto a esta.
Generalmente los jóvenes creen que invertir es algo que le corresponde a la gente mayor; lo lograrán en cuanto encuentren el dinero y el tiempo para hacerlo. Al mismo tiempo, curiosamente, los mayores piensan que ya es demasiado tarde para invertir; no saben cuántos años les quedan de vida y creen necesitar mucho más tiempo para que sus inversiones rindan frutos. Ambos grupos están equivocados. Independiente de las condiciones laborales y los alcances económicos de cada persona, el mejor momento para invertir es ahora.
Con ahora me refiero no a este momento en particular, sino a todo momento. Contrario a lo que se creería, si una cuenta con poco dinero, invertir es aún más importante, ya que permite multiplicar los ingresos, mejorar la situación financiera y alcanzar metas que se establecen a largo plazo.
En varias publicaciones he hecho hincapié sobre la importancia del ahorro. Muchos creen que una debe construir su fondo de reserva y luego invertir; no es necesario comenzar ahorrando y luego invertir—fue una conversación sobre este tema lo que me motivó a escribir sobre la inversión. De hecho, en lugar de entenderlos en secuencia, se deben considerar como dos actividades paralelas, no excluyentes, ya que las inversiones son otra forma de ahorrar. La diferencia está en sus funciones: los ahorros sirven para resguardar la calidad de vida diaria, mientras que las inversiones sirven para generar mayores ganancias del dinero que uno ya tiene. Si bien la decisión de crear un “colchón” de ahorros para luego invertir puede funcionarles a algunas, a mi parecer, no es fundamentalmente necesaria. En lugar de eso, uno puede ahorrar un porcentaje de los ingresos e invertir otro; como sostuve anteriormente, por muy pequeños que sean los montos.
Aquí me gustaría recalcar un punto fundamental. Con el paso de los años, el poder adquisitivo de tu dinero disminuye producto de la inflación (aumento de dinero en la economía que a la vez aumenta el poder de bienes y servicios). Es decir, cada año tus pesos—o la divisa que ocupes, sean dólares, bolívares, euros—valen menos, por lo que pueden comprar menos bienes y servicios (piensen en los costos de la vida que tenían cuando más jóvenes comparados con los de ahora, y se darán cuenta de la inflación). Es aquí donde entra la importancia de invertir: si tu dinero se desvanece año tras año, hay que buscar formas de proteger tu dinero ante esta eventual pérdida. El ahorro significa tener tus gastos diarios cubiertos y tener seguridad financiera en el corto plazo. La inversión es para aumentar tu poder adquisitivo con los años y protegerte frente a la inflación. Siendo que la educación financiera que se nos entrega es casi inexistente, este punto pasa desapercibido cuando es de suma importancia.
Hay que tener presente dos emociones que se sienten al momento de invertir: el miedo y la codicia. El primero es el que nos mantiene al margen del mercado y nos limita. Nuestros ingresos y trabajos son inciertos, el costo de la vida ha aumentado mucho; además, el riesgo inmediato de perder nuestro dinero puede sentirse más real que la posibilidad de cumplir nuestro sueño de la casa propia en diez años. Es difícil conectarse con algo que puede ocurrir décadas más en el futuro.
Aunque exponerse al mercado puede ser un mundo incierto, venzamos ese miedo y salgamos de nuestra zona de confort. Yo he estado en tu lugar, con muchos vaivenes emocionales sin saber cuándo ni cuánto invertir. Infórmate, reconoce la posibilidad que puedes perder tu dinero y da el salto. Crea pequeños hábitos—como dedicarle quince minutos todos los días simplemente a aprender de inversiones o crea un plan para mantener la tranquilidad cuando el mercado se ponga inestable—y parte de a poco.
La codicia es la segunda emoción que debes enfrentar y mantener al margen. De hecho, yo la veo—y siento—a diario en el mercado de las criptomonedas: es fácil dejarse llevar por ilusiones de hacerse una gran fortuna con poco—no son pocas las noticias de personas que entraron al mercado con unos miles de dólares y se hicieron millonarios. Sin embargo, como dice el refrán, la ambición rompe el saco. Por esto, lo mejor es crear un plan, o sea establecer metas (la casa propia o poder renunciar a tu trabajo y emprender) y mantenerse fiel a ellas. No solo dormirás mejor, sino que de seguro saldrás mejor parado en término de ganancias. Contar con un plan para capitalizar tus ganancias es casi tan importante como el hecho de invertir: puede hacer la diferencia entre perder y ganar dinero.
Algo que hago en lo personal es tener varios grupos de apoyo para el tema de las inversiones, es decir, amigos que también participan de estos mercados —a veces comprando distintos activos (en el caso de criptomonedas; a veces yo compro Bitcoin y ellos compran Ethereum, por dar un ejemplo)— y nos mantenemos en comunicación. Nos apoyamos mutuamente no sólo en términos financieros—es decir, identificando oportunidades de inversión y ganancias—, sino que cuando uno siente miedo o codicia, puede conversar con el otro y no dejarse llevar. .
Ahora, existen varias reglas básicas para invertir. Aunque dependen de muchos factores—edad, nivel socioeconómico, tolerancia al riesgo, estas aplican a todos.
• Invierte lo que estés dispuesto/a perder. Ya que el mercado es totalmente incierto—por más que tus asesores te digan lo contrario—, la mejor forma para evitar un estrés innecesario es invertir solamente el dinero que estés dispuesto a dejar ir. Así, en la eventualidad de que tus inversiones se vayan a cero, tendrás dinero para tu día a día y no perderás tu calidad de vida.
• Diversifica. Como en cualquier ámbito de la vida (como que tu información no salga de solo una fuente), es mejor no tener todos tus huevos en una canasta. Explora distintos activos de inversión y crea un portafolio (nombre que se le da al grupo de tus inversiones) equilibrado: ten inversiones de mayor riesgo como también otras más conservadoras. Las criptomonedas son de mayor riesgo, por ejemplo; y un índice (conjunto de acciones del mercado bursátil) es más conservador.
• Mira a largo plazo. Aunque reconozco que es difícil, dado que la cultura y nuestra psicología es cortoplacista y más enfocada en el placer inmediato, tener una visión de futuro es un buen ejercicio y beneficiará tus finanzas. Aunque es importante ser dinámico y flexible para ir reevaluando tus inversiones, dale tiempo a que el mundo y mercado maduren y aprecien el valor propositivo de tus activos. No especules.
• Aprende sobre el poder del interés compuesto. Albert Einstein lo nombró la octava maravilla del mundo y por buena razón. En palabras simples, es cuando los intereses (ganancias) de un período determinado—meses, años—se suman a tu capital inicial. Por ejemplo, digamos que inviertes $300 USD al mes, comenzando a los veinte años y continúas hasta los sesenta. Si pudiste recibir retornos de 8% anual (BlockFi, es el futuro de la finanzas, y entrega estos intereses), tendrías más de un millón de dólares. Es decir, si estas constantemente agregando dinero a una cuenta que te entrega intereses, este se multiplica exponencialmente con el tiempo y así vas acumulando más capital con el pasar de los años.
Hay que considerar varios factores para armar un plan de inversiones: algunos son edad, nivel socioeconómico, estado laboral, estado civil, y tolerancia al riesgo. Existen, además, diferentes activos de inversión, es decir, acciones, índices (conjunto de acciones), obras de arte, bienes inmobiliarios, criptomonedas como Bitcoin, bonos, divisas de otras naciones como el dólar estadounidense o euro, fondos mutuos, y muchos más. Cada vehículo de inversión conlleva un nivel diferente de riesgo.
Como he sostenido en ediciones pasadas, no soy un asesor financiero, sino un educador. Aunque mi postura claramente aboga por Bitcoin (para invertir y como reserva de valor), cuánto y cuándo invertir depende totalmente de cada persona. El dinero es un tema muy personal y nadie más que tú conoce tus preferencias (bueno, tal vez el fundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg—quien a través de sus algoritmos se ha convertido en vigilante absoluto de nuestra vida diaria). Sin embargo, y debido a que muchas personas me preguntan cuál es mi estilo de inversiones, acá les doy algunas luces. Aunque soy bastante reservado, tengo algunos principios básicos que puedo compartirles. Claramente son opciones personales: cada uno verá con qué se siente tranquilo/a.
• Inversiones éticas. Solamente dispongo de mi dinero donde creo que el activo u empresa está teniendo un impacto positivo en el mundo. Invertir en empresas petroleras o aerolíneas no es de mi gusto, mientras que apoyar financieramente a cooperativas y empresas dedicadas a recursos verdes va más acorde a mis principios.
• Estilo contrario. Intento ir contra la corriente y apostar por activos que aún no han sido adoptados por las masas. Esto me da mayor potencial de ganancia pero además me obliga a tener visión de futuro y entender las macrotendencias del mercado—como la necesidad de protocolos descentralizados y tecnologías que devuelven el poder a la mayoría de la población.
• KISS o Keep it Simple Stupid. Tengo pocas inversiones, con metas y un valor propositivo claro; lo que me permite, además, ser dinámico en mi portafolio, y cuando creo que uno de mis activos toma una dirección indeseada (por ejemplo, si la empresa decide invertir en un área que no se alinea con mis valores), la vendo y sigo avanzando. Esta simpleza y flexibilidad me permite tener claro mi plan, y no me pierdo entre demasiada información. No hay que casarse con estos activos, y como dije antes, el dinero es nada más que una herramienta.
Invierte en Bitcoin, ahora
Por último, me gustaría incluir este artículo de la inversionista estratégica Lyn Alden, quien se refiere a las tres principales razones por las que hay que invertir en Bitcoin, ahora; aunque fue escrito a mediados del año pasado, sus argumentos siguen vigentes. En “Invest in Bitcoin,” Alden se detiene en los siguientes aspectos de BTC: por una parte, está su escasez—existirán solamente 21 millones de Bitcoin, a diferencia del dólar estadounidense o divisas nacionales, que pueden ser impresas a destajo—y por otra, su efecto de red, al ser el protocolo más utilizado y poderoso del cripto-espacio, el halving (la política monetaria de Bitcoin, donde cada cuatro años disminuye a la mitad su emisión) y evento que históricamente ha sido el catalizador de un bull market para Bitcoin; y, por último, el ideal paisaje macroeconómico (BTC fue implementado durante la crisis de 2008-09 con gobiernos adoptando una política de inflación monetaria a través de la impresión infinita de sus divisas, insolvencia de bancos, y rescates económicos de gobiernos al sector financiero en desmedro de la mayoría de la población que vivió la parte más dura de esta crisis. Por último, concluye argumentando que Bitcoin es una apuesta asimétrica (al ser un activo no tradicional con características únicas) frente a los problemas que enfrenta la economía global y su investigación demuestra que vale la pena invertir aunque sea una parte de tus ingresos a este activo. Merece ser leído.
Estos son temas complejos y díficiles. Pero con la ayuda mía y de todos, podemos construir un mejor futuro financiero para todo/as. La Cadena busca crear comunidad, conversando y discutiendo estos temas, que son de principal importancia para nuestras vidas. Acércate a mí y otros que la reciben, vayan discutiendo ideas, y mejoremos nuestras vidas. Existe una nula educación financiera, pero a través de este medio, se puede crear consciencia y tomar acción.
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