El lunes pasado, Christine Lagarde, quien hoy preside el inefable Banco Central Europeo, publicó un video en Twitter invitando a los ciudadanos del viejo continente a participar de un inusual proceso de dibujo.
Su video comienza, graciosa y contradictoriamente con la jefa del ECB apuntando un billete de 50 euros diciendo “esta es mi firma,” para luego avisar: “pero este es tu dinero, y deberías tener una voz en cómo es tu billete.”
Antes de desgranar el desgraciado video, vale la pena comenzar con el pasado de doña Christine Lagarde–quien a fines del año 2016 mientras ejercía su rol como presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), fue declarada culpable de negligencia al aprobar un masivo pago con dinero público al empresario Bernard Tapie.
En esa ocasión, como suele suceder con personas poderosas, no se fue tras las rejas–sino que continuó su ascenso en el escalafón mundial del dinero, convirtiéndose en la jefa del Banco Central Europeo.
Agregando a su prontuario, también es curioso pensar en algunos dichos que ha hecho en los últimos meses, incluyendo que “la inflación provino de la nada,” un sentimiento que resuena con dichos anteriores de Jerome Powell, el cabeza de la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos), quien ha destacado “lo poco que sabe de inflación.”
Resulta curioso, que las personas encargadas justamente de mantener este fenómeno nefasto y ladrón, no tienen ni la más mínima idea cómo se produce, ni cómo resolverlo.
La inflación, no olvidemos, significa que cada día el valor de tu tiempo vale menos. Esto fue algo que decidieron un grupo de economistas y expertos financieros, quienes creen que la economía sólo se mantiene funcionando empobreciendo a sus participantes.
Los dichos de Powell y Lagarde son comunes dentro de los círculos macroeconómicos convencionales, quienes galardonados con Nóbeles falsos, dictan cómo debe funcionar el dinero y se desviven en que otros tipos de tecnologías (que coincidentemente no controlan) no sirven.
La gracia de Lagarde de la semana pasada se contrapone derechamente con una criptomoneda llamada Bitcoin. El lanzamiento de esta fue hecha de la manera más justa posible (invitando voluntariamente a personas a participar), y cuyo desarrollo se ha realizado en foros abiertos y públicos para todos.
Puedes alegar que Bitcoin es usado por criminales (al igual que el internet y los automóviles), y que es demasiado volátil (al igual que cientos de divisas fiat del mundo), o que simplemente no te hace sentido que tenga un máximo de unidades.
Lo cierto, sin embargo, es que mientras los banqueros centrales te entregan migajas y se ríen de ti, destruyendo el tiempo y la energía que inviertes a cambio de dinero firmado por criminales, existe una alternativa.