Que quede claro una cosa: la caída de FTX fue un crimen y Sam Bankman-Fried es un criminal de proporciones épicas. A pesar de que los medios de comunicación tradicionales nos han fallado una vez más, pintando a SBF como un filántropo incompetente, lamentando que la implosión de su plataforma deja sin fondos a varias causas nobles, esta saga promete dejarte aturdida/o.
Para recapitular, FTX y Alameda Research utilizaron diversos medios para embaucar a inversionistas y usuarios, robándoles miles de millones de dólares. Se prestaron dinero entre ellos, apostaron de manera arriesgada dinero que no era suyo, utilizaron fondos de clientes para comprarse todo tipo de bienes y servicios, y donaron enormes sumas a causas políticas en Estados Unidos. Todo con dinero ajeno y a través de prácticas financieras repudiables y criminales.
Quiero comenzar enfocando al conjunto de cómplices que tiene SBF entre los medios convencionales. El NY Times, Wall Street Journal y Vox entre otros han ido descubriendo lentamente el nivel de criminalidad de Sam, pero rápidamente les han restado importancia. En múltiples ocasiones, estos medios publicaron artículos y entrevistas donde explicaban que todo esto se debía a una simple mala gestión y personas con limitada experiencia en sus cargos.
El NY Times fue tan lejos como para invitarlo a un evento de alto calibre sociopolítico, dándole plataforma y permitiendo que el mundo entero viera las mentiras de SBF en vivo. Desde el Wall Street Journal, otra boquilla del establishment, se publicó un artículo que lamentaba los miles de millones que se perderían en donaciones, haciendo énfasis en su filantropía, y convirtiéndose en cómplice de esta lamentable historia.
Hay mucho que desentrañar de la maraña de fraudes y crímenes de SBF y creo que deberíamos comenzar con la relación financiera entre FTX y Alameda Research. Aunque Sam ha repetido ad nauseaum que estas eran entidades financieras separadas, yendo tan lejos como para dejar de ser CEO de Alameda en 2019, documentos e informes han demostrado lo contrario. Sin ir más lejos, hemos descubierto que la CEO de Alameda, Caroline Ellison y SBF vivían juntos en las Bahamas e incluso tenían una relación amorosa.
Ya hacia principios de Noviembre, Reuters publicó un informe denunciando US$ 10 mil millones de dólares enviados de FTX a Alameda. Lo más extraño, explican algunos análisis, es que en el 2021, Alameda ya operaba con pérdidas contabilizados en los miles de millones de dólares, en pleno mercado alcista, lo que también deja entreveros el nivel de competencia de los especuladores (o el nivel de gastos que tenían).
Quiero remarcar que los términos y condiciones de FTX explícitamente prohibían el envío de fondos de sus clientes a otras plataformas, marcando la primera en esta cascada de crímenes de Sam.
El segundo problema que se le ha indicado a FTX tiene relación con su criptomoneda, FTT. Esta, impresa a destajo por la plataforma—dándoles, efectivamente, una impresora a SBF y sus secuaces—sirvió de colateral para préstamos y otros uso de fondos. Dado que FTX y Alameda eran los principales poseedores de este token, también lo utilizaron para aumentar sus balanzas de pagos, haciendo parecer que tenían más dinero del que realmente existía.
El uso de un activo como FTT ha tenido un pasado en otros escándalos financieros, como Enron, cuyos ejecutivos terminaron en la cárcel durante doce años.
De acuerdo a documentos legales pertinentes al caso, se informó que Alameda disfrutaba una posición privilegiada dentro de FTX. Esta poseía una “exención secreta”, que en caso de liquidaciones o grandes movimientos de mercado, sus posiciones financieras no se verían afectadas.
El estatus de Alameda dejaría expuesto a todos los demás clientes y usuarios de FTX, quienes sí verían sus posiciones cerradas en caso de extrema volatilidad de precios. Agrego que Alameda además dejaba como colateral FTT que el mismo FTX le pasaba, continuando el circo.
Sumando actos criminales tenemos la evidencia de que Alameda tenía acceso a información privilegiada sobre cuando FTX agregaría una nueva criptomoneda en su plataforma. Esto le permitiría adelantarse a los demás usuarios, comprando enormes cantidades del activo y disfrutando de la subsecuente alza de precio cuando salía al mercado (es común que un token vea su precio aumentar de gran manera tras ser listado en un exchange). Alameda luego vendería sus criptomonedas tras el alza—la actividad se llama pump and dump—en mercados financieros, dejando a inversionistas retail en una peor posición.
Esta actividad se llama especulación interna, y si bien estamos hablando de mercados desregulados, traen consigo cargos criminales y penas de cárcel en caso de resultar ciertas las acusaciones.
Continuando con el enorme listado de crímenes ocurridos en la plataforma princesa de las criptomonedas, tenemos los préstamos personales que ocurrieron al interior de FTX. Reportes sitúan el número en $4,1 mil millones desde Alameda para los distintos actores de la plataforma, incluyendo Sam Bankman-Fried, quien recibió capital de manera personal y en entidades que él controla mayoritariamente. Vimos también al Director de Ingeniería, Nishad Singh recibir cientos de millones de dólares, y se le entregó más de $50 millones de dólares al Co-CEO de Mercados Digitales, Ryan Salame.
Una de las entidades controladas por SBF, Paper Bird, es de particular interés, ya que supone una organización central para redireccionar fondos a cometer otros fraudes de manera institucional. Le permitió a Sam invertir en decenas de otras empresas e instrumentos financieros, nuevamente sin control corporativo alguno.
Este último año hemos visto a FTX salir al rescate de varias de las principales plataformas de criptomonedas que existen, incluyendo la recién quebrada BlockFi. Utilizando al parecer FTT como su colateral y el “efectivo” para poder solventar estas adquisiciones, algunos se preguntan si esto sirvió para desviar la mirada y el análisis que se pudo haber hecho a FTX y Alameda con anterioridad.
Definitivamente no va a ser el último crimen en su historia, pero si la de esta edición, y contamos la compra de un pequeñísimo banco en Estados Unidos, Farmington State Bank. Aunque la entidad sólo tiene tres empleados y entrega servicios a un pueblo con 146 personas, Sam Bankman-Fried decidió invertir $11,5 millones de dólares en la institución. Resulta extraño, dado su carácter federal, que los reguladores hayan hecho caso omiso a esta compra.
Tras la compra—del 10% del banco—más de $70 millones de dólares pasó por sus arcas y fueron a parar a solamente cuatro cuentas. No está demás decir que el banco ha operado con depósitos de $10 millones de dólares por décadas, lo que levanta sospecha de estos giros financieros en el último tiempo.
Creo que una de las grandes estrategias de SBF fue la marca personal que se creó, y que le permitió cometer todos estos crímenes—que hoy lo tienen caminando libremente por el caribe. Gracias a su presencia en el Centro de Altruismo Eficaz y su mirada “filantrópica”, jamás se sospechó de él, tanto así como para ser elogiado como el salvador de esta incipiente industria desregulada. A través de videos con celebridades, fue creando un personaje afable y empático, catapultándolo a lo más alto de la esfera financiera.
Esta también ha sido la carta jugada durante las semanas posteriores al colapso de FTX. Ha aparecido en innumerables entrevistas jugando al líder incompetente, el mal gestor de riesgo, y joven sin experiencia que de pronto se encontró con una plataforma avaluada en miles de millones de dólares. Y de esta manera ha logrado embaucar a personajes alrededor del mundo, quienes no creen en su fraude financiero sino que dice la verdad.
Fíjense en la manera en que se ríe, cómo se repite las preguntas a si mismo, y su comportamiento. Da cuenta de poco remordimiento, y que simplemente cree “que cometió una serie de errores”.
En la edición pasada comenté que la historia de SBF tenía importantes matices políticos, sobre todo en los niveles más alto de Estados Unidos. Un flujo de dinero controversial pero que no debiésemos ignorar son los $40 millones de dólares que le donó al Partido Demócrata de Estados Unidos. Este es hasta el momento su mejor inversión, ya que le ha permitido permanecer en el lado alegre de los medios afines a esta organización política, pero además le ha permitido evadir las autoridades de su país.
Algunos pensarán que esta es una simple conspiración y que esa donación no lo dejará fuera de la cárcel por mucho tiempo. Ojalá que tengan razón, pero a mis ojos el caso es sencillo: el sistema protege a los suyos, y los suyos son generalmente quienes pagan, como fue el caso de SBF.
El crimen y posterior colapso de FTX marca varios puntos que valen la pena analizar. Antes que nada, recordemos que solamente porque Bitcoin es un sistema financiero transparente, no todos los actores que construyan empresas sobre él y el resto de las criptomonedas vayan a operar con esta lógica. Donde hay humanos hay posibilidades de estafas, errores, falencias, corrupción, y esta incipiente industria digital no es una excepción—demostrado una y otra vez este año.
Por otro lado, existen muchas preguntas sobre el grado de inmunidad de SBF y sus cómplices. ¿Por qué aún no ha sido arrestado o interrogado por sus acciones? ¿Cuál es su relación con varios altos personajes de la política norteamericana? ¿Por qué Caroline Ellison ha estado ausente de toda clase de escrutinio y acción judicial? ¿Por qué los medios tradicionales insisten en pintarlo de una manera inocente?
En tercer lugar, existen suspicacias detrás de la aparición de FTX de una cierta organización supranacional y su "Gran Reseteo”. ¿Podría ser que esta situación sirva para empujar mayor regulación y la imposición de las CBDCs para proteger inversionistas y ciudadanos del mundo? ¿Será que esta ascención brutal y catástrofe explosiva fue para apurar la urgencia y apoyo a mayor poder centralizado en las finanzas digitales? No estoy diciendo que haya sido una acción coordinada de gobiernos e instituciones financieras del mundo, sino que se están aprovechando para introducir su agenda de manera “proteccionista”.
Por último, recibo comentarios a diario de que esto va a matar a Bitcoin y que la crisis de confianza y legitimidad de la industria es casi irrecuperable. Algunas aclaraciones: esto va a golpear a cualquier entidad centralizada cuyo modelo de negocio se sustenta en la custodia de tus activos. Implica una mayor transparencia en sus fondos, y espero mayores exigencias por parte de consumidores y usuarios de estas plataformas.
La propuesta de valor de Bitcoin, por otro lado, se hace cada vez más fuerte. Guardar tu dinero en billeteras no-custodiales, lejos de estos actores criminales y manos codiciosas se sigue convirtiendo en una necesidad y no solamente una opción. Esta revolución la inició un desconocido programador que quiso reducir (o eliminar) la confianza en terceros a través de la criptografía. Esa idea sigue intacta y será la piedra angular para cambiar el mundo.
La saga SBF sigue en pleno desarrollo, entregándonos todos los días nuevos antecedentes y evidencia de lo podrido del sistema tradicional—desde los medios convencionales, las élites económicos y la intelligentsia académica que hace el trabajo sucio por ellas.
De igual manera, todo esto es bueno para Bitcoin.
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