Esta semana, de manera altamente publicitada, se anunció la elección de Rishi Sunak como Primer Ministro del Reino Unido. Un títere del Foro Económico Mundial, este nombramiento debiese despertar alarmas y suspicacias entre la población no sólo inglesa sino también mundial, ya que continúa marcando precedentes a nivel económico, político y social.
Más que ahondar en la persona propiamente tal—un antiguo banquero de Goldman Sachs y miembro de la altísima alcurnia de su país—creo que es importante ahondar en uno de los puntos más controversiales de la agenda que viene a imponer: las Divisas Digitales de Bancos Centrales (o CBDCs, por sus siglas en inglés). Estas se acercan mas rápido de lo que creemos y traerán consigo una herramienta distópica para lo cual muchos no están preparados.
Una Divisa Digital del Banco Central es una representación digital de las monedas nacionales que todos conocemos. En sencillo, cada persona que supere los requerimientos mínimos que exigirá el sistema (igual o más de los que ya piden) tendrá una cuenta de banco directa con la autoridad financiera máxima de la nación donde reside. Es la última evolución en monopolios tecnológicos.
Desde ya las autoridades y su ala propagandística encabezada por expertos económicos convencionales se están llenando la boca con palabras atractivas como innovación y blockchain, mientras despotrican contra Bitcoin afirmando falsedades que de seguro levantarán sospecha de quienes no entienden bien el protocolo.
Primero deberíamos entender cuáles son los problemas que acompañan al sistema financiero tradicional, de qué manera una CBDC los podría resolver o de qué manera estas “monedas” irán a exacerbar el problema.
El dinero está fragmentado y quebrado, dos realidades presentes a la hora de enviar, recibir o guardar valor en monedas fiat. Si alguna vez haz intentado enviar dinero hacia el exterior, sabrás lo que digo. Demora días, cobran tarifas altísimas, y muchas veces retienen tu dinero por tiempo indefinido. ¿Cómo va a resolver ese problema una CBDC, si esta viene sujeta a las mismas obligaciones territoriales y jurídicas?
Una de las grandes crisis que vive el mundo es la inflación. Son muy pocas las naciones que hoy cuentan con una alza de precios de menos del 10%, un número si bien exacerbado no es accidental. Debido al dogma económico dominante, nos han convencido de que la inflación es buena, y que la economía no andaría sin ella. Los grandes beneficiados de la inflación son los dueños de activos financieros, que lamentablemente son la minoría en la sociedad. ¿De qué manera, si los actuales diseñadores del sistema monetario creen que la inflación es necesaria, va a resolver este problema una CBDC?
De acuerdo a la Human Rights Foundation, más de la mitad del planeta vive bajo gobiernos autoritarios que restringen, limitan y censuran a ciudadanos de usar sus monedas nacionales para transferir o guardar valor. El dinero, en estos lugares, es utilizado como arma contra sus ciudadanos, despojándolos de sus libertades civiles más básicas. Entregándoles a estos gobiernos más poder, a través de una CBDC, probablemente exacerbará este problema, e incluso podría expandir esta realidad a las supuestas naciones democráticas del Occidente.
Hoy, más de 90 países—incluyendo Chile—están a puertas cerradas diseñando sus divisas digitales nacionales, trabajando de manera ardua para crear los próximos sistemas de control social de la población. Dado que el dinero es la herramienta más básica e importante de la sociedad, y que influye de sobremanera como nos relacionamos como individuos y colectivo, ¿por qué los círculos de poder no quieren invitar a la ciudadanía a participar del diseño de la tecnología? En una nueva movida paternalista, tan común alrededor del mundo, debemos dejarle esa tarea a los expertos.
Hago una pausa, sin embargo, para preguntarme: ¿Quiénes son los expertos? Si son las mismas personas que hoy niegan que Bitcoin es una mejor red monetaria y que la inflación es una propiedad necesaria para un funcionamiento correcto de la economía, me declaro escéptico de sus conocimientos monetarios a la hora de diseñar esta tecnología.
China es uno de los países más citados a la hora de avances en materias de divisas digitales de bancos centrales. Una publicidad que resulta confusa, a la hora de analizar qué ocurre en la nación Asiática. El e-Yuan, su CBDC, ya está en pleno programa piloto en varias ciudades del país. Los resultados han sido desconcertantes.
De partida, reportes han salido de que el dinero viene con fecha de caducidad, obligando a la persona a consumir lo antes posible, sin poder planificar para el futuro ni ahorrar. Por otro lado, el gobierno se ha demostrado capaz de programar los tipos de compras que las personas pueden hacer, convirtiendo este piloto más bien en un programa de ingeniería social. A través de su rigoroso sistema de crédito social—que conecta a cada ciudadano directamente con su dinero—y la vigilancia orwelliana de su vida, el Partido Comunista Chino ha logrado establecer un control absoluto de su población.
Muchos podrán estar pensando que esto jamás podría pasar donde viven ellos. Sin embargo, el año pasado vimos al gobierno Canadiense (número seis del mundo en el Índice de la Democracia) tomar medidas parecidas contra una protesta legítima de sus ciudadanos. En distintos lugares de Europa durante la pandemia Covid los gobiernos respondieron con siniestras medidas autoritarias, despojando de cualquier libertad individual sin deliberación previa o rendición de cuentas posterior. Ni hablar de Latinoamérica o África, territorios históricamente débiles en materias institucionales y democráticas.
Entregarle tanto poder al gobierno, como sería a través del dinero (que ya de por sí lo poseen en exceso) significa el mayor peligro a nuestras libertades civiles que enfrentamos como ciudadanos. Les venderán conveniencia y seguridad, que el efectivo es utilizado para traficar drogas, y que este “nuevo” sistema de pagos será rápido, escalable e innovador.
Vuelvo a Rishi Sunak, hoy primer ministro Inglés, quien muestra—una vez más—el mundo bilz y pap en el que vivimos. Bajo su mandato como Canciller de Inglaterra, lideró la mayor cantidad de impresión de dinero que había visto el país (alrededor de 500 mil millones de libras esterlinas), ha sido incapaz de resolver el alza de precios en la nación, destacó por su falta de apoyo durante la pandemia a los trabajadores independientes, y pagó enormes tasas de interés por esa impresión de dinero. Es sencillo, la élite cree que somos todos idiotas, y por lo mismo recicla a los mismos personajes en puestos de poder a pesar de ser quienes causan los problemas.
El mundo opera con políticas de goteo. Desde los altos estratos de poder se dirimen y deciden las direcciones del mundo, que luego se distribuyen—intelectual o militarmente—por el mundo hasta que cada país esté bajo un solo régimen. Hoy es Inglaterra, pero pronto serán el resto de los países del Commonwealth, Estados Unidos, y lentamente vendrán por cada rincón del planeta.
Si crees que los mismos que diseñaron un sistema tan desigual e injusto van a crear una tecnología que libere al individuo común y corriente, pecas de inocente por decir lo menos. ¿Se van a resolver los problemas anteriormente descritos con mayor control del gobierno sobre tu dinero?
A fin de cuentas va quedando solamente una tecnología, en materia monetaria, que servirá para hacer la resistencia. Planifica en consecuencia.